Juan López Merino, director del diario “Heraldo de Melilla” y padre del
escultor autor del monumento a los Héroes y Mártires de las Campañas
Juan Díez Sánchez
( de la Asociación de Estudios Melillenses )
Malagueño de nacimiento, Juan López Merino, fue miembro de una familia ligada a nuestra ciudad desde el lejano año 1814. Siendo en la vecina capital andaluza donde comenzó a manifestar sus primeras inclinaciones literarias, que en Melilla desarrolló trabajando como director en el diario “Heraldo de Melilla”. Quien, además como hombre afable, en 1913 logró el necesario consenso entre los profesionales locales para que éstos se agruparan fundando por vez primera la Asociación de la Prensa de Melilla.
escultor autor del monumento a los Héroes y Mártires de las Campañas
Juan Díez Sánchez
( de la Asociación de Estudios Melillenses )
Malagueño de nacimiento, Juan López Merino, fue miembro de una familia ligada a nuestra ciudad desde el lejano año 1814. Siendo en la vecina capital andaluza donde comenzó a manifestar sus primeras inclinaciones literarias, que en Melilla desarrolló trabajando como director en el diario “Heraldo de Melilla”. Quien, además como hombre afable, en 1913 logró el necesario consenso entre los profesionales locales para que éstos se agruparan fundando por vez primera la Asociación de la Prensa de Melilla.
En torno al año 1915 marchó a Madrid, donde siguió la carrera periodística, y además triunfó desarrollando su gran pasión; la creación teatral.
Persona de ideas progresistas y simpatizante del partido político Unión Republicana, finalmente los vientos de la guerra civil española lo llevaron a ejercer de administrador del órgano de expresión del Partido Comunista de España, el entonces diario “Mundo Obrero”.
Perfil biográfico
Como ya hemos mencionado, Juan López Merino nació en Málaga, contrajo matrimonio en Priego, provincia de Córdoba, en el año 1907 con Matilde López Uceda, y el primero de septiembre de 1909 nació su hijo Juan López López en su casa del Barrio del Mantelete, en cuyos bajos hoy se ubica el conocido “Bar Sevilla”.
Dirigió el diario “Heraldo de Melilla” y su popularidad era tal que en marzo de 1914 por error se dio su nombre a una céntrica arteria urbana, pues la actual calle “López Moreno” se rotuló “López Merino”. Unos apellidos entonces muy conocidos en contraste con el otro, correspondiente a un heroico Alcaíde melillense del siglo local del siglo XVII.
Hacía el año 1915 marchó de nuestra ciudad, abriéndose camino con éxito en la capital de España, tanto en el campo del periodismo como del arte escénico. Así a finales de 1917 ingresó como redactor en la agencia telegráfica “Radio”, en 1929 conocemos que era redactor de la revista madrileña de carácter semanal “Alma hispana”, y en 1930 del rotativo también de Madrid “Más”.
Juan L. Merino fue muy querido en Melilla, ciudad que solía visitar con regularidad para pasar algunos días como familiares y amigos. Recibiendo constantes muestras de cariño y admiración, tal como ocurrió en Madrid en 1920 y cuatro años más tarde en Melilla, donde fue homenajeado por la Asociación de la Prensa y Ateneo.
En el mes de septiembre de 1933 su esposa falleció en Madrid.
Su hijo Juan López López fue escultor y estuvo becado en sus estudios por el ayuntamiento de Madrid y la antigua Junta Municipal de Melilla regida por su primo político Cándido Lobera. Se presentó, y resultó ganador, del concurso para erigir en nuestra ciudad el Monumento a los Héroes y Mártires de las Campañas de Marruecos, su primera y más representativa obra que fue inaugurada el 6 de septiembre de 1931 y a la que siguió en Málaga los bustos de Salvador Rueda y Narciso Díaz de Escovar, dos excelsos personajes de esa provincia hermana.
Curiosamente en las informaciones periodísticas se suele nombrar a Juan López López como Juan López Merino, igual que su ya célebre padre.
“Heraldo de Melilla”
El periodista Juan L. Merino durante su estancia en nuestra ciudad dirigió el diario “Heraldo de Melilla” a lo largo de dos periodos de tiempo. Pues este rotativo apareció por primera vez a comienzos del mes de marzo de 1900 y se mantuvo hasta final de agosto del mismo año, siendo de carácter bisemanal y literario, y corriendo su dirección a cargo de de Joaquín Aznar y Manuel de Pazos. Contando además con la colaboración de algunos militares entre los que se encontraban Cándido Lobera, quien dos años después fundaría “El Telegrama”.
“Heraldo de Melilla” nuevamente saldría a la luz pública el domingo último de octubre de 1911, momento en que la ciudad experimentaba una profunda transformación, un crecimiento derivado del inicio de la colonización española en el Norte de África. En esta segunda etapa “Heraldo de Melilla” comenzó a dirigirlo Mariano Vico, después Juan L. Merino, José Mingorance, otra vez Juan López Merino y finalmente José Ferrin.
Creemos que en torno al año 1920 el “Heraldo de Melilla” desapareció. Diario de la tarde, en sus inicios fue independiente, contando incluso con imprenta propia enclavada en un local bajo situado en los primeros números de la calle General Marina. Más hacía el año 1913 y seguramente por motivos políticos, pasó a propiedad de Cándido Lobera ( 1871 – 1932 ), propietario de “El Telegrama del Rif”. Y mientras éste último diario se vendía al público por las mañanas, el “Heraldo” lo hacía por la tarde. El control de los dos periódicos por el Sr. Lobera vendría a saturar el mercado, posiblemente con el objeto de hacer competencia e inviable económicamente la supervivencia del otro diario rival, “El Popular”, fundado en 1910 y dirigido en sus comienzos por José Mingorance ( 1880 – 1933 ).
En el año 1913 “Heraldo de Melilla” ya se confeccionaba e imprimía en los talleres de “El Telegrama”. Manteniendo el “Heraldo” a lo largo de ese mismo año desde sus páginas una campaña para presionar a las autoridades ante el problema de las numerosas cuevas habitadas existente en la ciudad. Con la finalidad de que fueran clausuradas por insalubres. Y dos años más tarde, en febrero de 1915, tenemos noticia acerca de un incidente habido en el Puesto de Socorro Municipal entre el médico ácrata José García Viñas y un redactor del “Heraldo”.
Además de López Merino en ese diario de la tarde trabajaron Jaime Mariscal de Gante y Tomás Segado. José Ferrin compaginó los trabajos de jefe de talleres y redacción en “El Telegrama” con el de director del “Heraldo”.
Posiblemente el local e imprenta del “Heraldo” fueran adquiridos hacía el año 1918 por el periodista Nicolás Pérez Muñoz Cerisola, dándole a las instalaciones la nueva denominación de “La Ibérica”, y pasando a editar en ella el semanario-diario “La Crónica de Melilla”. Curiosamente junto a esta imprenta estuvo situada la “Casa López Merino y Cia”, un almacén de suministros para el Ejército, propiedad de familiares de Juan López Merino. Familiares que también poseyeron el “Cine López Merino”, inaugurado en el año 1923 en la calle Fernández Cuevas del Barrio del Tesorillo, y algunos de cuyos descendientes aún siguen viviendo en nuestra ciudad.
Asociación de la Prensa
En el año 1913 y siendo director del “Heraldo”, Juan López M. intervino decisivamente para que los periodistas locales constituyeran la Asociación de la Prensa de Melilla.
El primer día de marzo de 1913, tuvo lugar el precursor encuentro, en los locales del Casino Español. Donde L. Merino expuso el motivo de la convocatoria, y luego de tomar la palabra diferentes periodistas, se acordó basarse en los estatutos que regían la Asociación de la Prensa de Madrid y propuesta de Jaime Tur, por unánime aclamación, se eligió presidente a Cándido Lobera y a Rafael Fernández de Castro como secretario,
Mientras que Juan L. Merino ocupó el cargo de vocal tercero.
Dramaturgo
No quisiéramos concluir este capítulo acerca de la historia del periodismo melillense sin evocar, al menos someramente, el relevante papel de Juan López Merino en el arte de Talia. Una afición que pronto mostró en Melilla, donde en 1913 ya había estrenado las obras: “Entre barcas”, “Lolita Alcázar” y “El tonto de Coria”.
Teniendo también producidas en ese año las comedias “Ley de vida”, ¿Quién fundó la estirpe”, “El cuento del abuelo”, “Naftali” y “La Soberana”. Mientras que en preparación tenía “La Canalla”, “Neurastenia” y el libro “De mi castillo”.
Entrevistado en el año mencionado en el número 9 de la revista “Melilla Joven”, confesó su constante pesimismo ante la posibilidad de morir sin haber alcanzado a conocer la fortuna como autor. Revista que también nos descubrió algunos aspectos de la personalidad de L. Merino: “Su alma, noble y andariega. Su carácter afable, tiene la cortesía del amigo nuevo y la sana y fraternal cordialidad del antiguo camarada de aventura y correrías. Como periodista es valiente y sincero. Al frente del Heraldo de Melilla luchó sin descanso, y esta población le debe muchas y grandes mejoras, que no siempre supimos pagarle con gratitudes”.
Algún tiempo más tarde alcanzó el ansiado éxito y pudo estrenar en Madrid algunas de sus obras, como fueron “Los santos mártires” con crítica favorable en el mes de septiembre de 1922 y que dos años más tarde volvió a estrenar en Melilla. Pasando en 1925 a dirigir artísticamente una compañía dramática en Madrid.
Y finalmente a mediados del mes de enero de 1927 el melillense y conservador diario El Telegrama del Rif volvió a informar de sus triunfos literarios, indicando esta vez de que había concluido una zarzuela.
Estudios sefardíes
A finales de los años veinte del pasado siglo Juan López Merino se interesó por el judaísmo de raíces hispanas y fruto de sus investigaciones fue la obra de teatro “Sefarad”, que levantó gran expectación en la comunidad judía melillense. Tanto interés que la entidad cultural local Ozen Dali presidida entonces por el señor Benarroch organizó el 23 de octubre de 1930 en los salones del Casino Español una conferencia a cargo de Juan López Merino sobre esta representación teatral. Magnífica conferencia que al día siguiente el ilustre poeta Enrique Mouly comentó ampliamente en las páginas del diario “El Telegrama del Rif”.
Homenaje a Fermín Galán en Melilla
Hombre progresista, participó de forma decisiva en el homenaje que el partido Unión Republicana tributó en Melilla en la noche del 21 de mayo de 1931 al capitán Fermín Galán. Y para ello, como antiguo amigo del mártir de la República, López Merino consiguió de la madre de éste un retrato dedicado.
En el emotivo acto se dieron vivas a la madre y al mismo Galán, hubo discursos en consonancia con el momento histórico. Y también se guardó un minuto de silencio en su memoria.
La dedicatoria de la imagen del capitán revolucionario decía.” A requerimiento de Juan López Merino, correligionario y grande amigo que fue de mi hijo Fermín ( que en paz descanse )me complazco en dedicar este retrato suyo a los republicanos de Melilla.
María Rodríguez, viuda de Galán”
Debemos recordar que Melilla estuvo bastante ligada a los militares que se sublevaron en Jaca en el año 1930, pues muchos de ellos fueron castigados a permanecer en las Islas Chafarinas y poblado de Dar Drius. Y al proclamarse la República en abril de 1931, a estos militares la ciudad de Melilla, antes de su marcha a la Península, tributó numerosos agasajos como muestra de simpatía y afecto.
El también periodista José María Burgos Nicolás era en nuestra ciudad presidente del Partido Unión Republicana.
Epílogo: Nota necrológica
La sublevación cívico-militar del 17 de julio de 1936 le sorprendió en Madrid, capital que tuvo que abandonar en el transcurso de la guerra civil para establecerse primero en Valencia y luego en Barcelona, donde a la edad de 52 años falleció el 2 de junio de 1938. Siendo enterrado en el Cementerio de Les Corts.
El diario “La Vanguardia” de Barcelona recogió en su página número 2 del sábado 4 de junio de 1938 su defunción:
“López Merino ha muerto.
Ha muerto Juan López Merino, dramaturgo de pura raíz española y hombre íntegro de recio abolengo liberal. Sus dramas Pedro Fierro y Padres, son dos documentos humanos Sacados del más hondo sentir de nuestro pueblo. Cuando los estrenó Enrique Borrás le oímos decir que pocas veces había logrado que un personaje dramático se entrara en él como lo hicieron las figuras que en estas obras encarnó.
Al decir que era hondamente español, queda dicho que era antifascista integral. Por esto, tal vez su salud resentida no ha podido resistir la infamia de ver su país vendido al peor postor.
Últimamente dedicó su inteligencia a los estudios sefardíes, escribiendo diversos ensayos y un drama Sefarad, que no ha logrado ver estrenado.
Por su inteligencia, por su bondad y por su hombría, López Merino dejará entre sus múltiples amigos un grato recuerdo”.
“Camino del triunfo”
Los hijos de Juan López Merino ,entre los que se encontraba el escultor Juan López, también fueron grandes entusiastas del Teatro y en homenaje a su padre, muerto tempranamente. A comienzos de los años cincuenta junto con otros aficionados fundaron la compañía dramática “Camino del triunfo”. Que representó algunas obras de L. Merino, como fue “Padres” e intentó sin éxito en 1952 poner en escena “El Yunque” que no fue autorizada por la Censura, la Dirección General de Cinematografía y Teatro.
Y ya para finalizar, únicamente nos cabe expresar que siempre que transitemos por la Plaza de España de Melilla y observemos el Monumento a los Héroes y Mártires de las Campañas, ejecutado por Juan López López, hijo de Juan López Merino, estaremos recordando también a éste último, escritor y autor teatral, el hombre que impulsó la creación de la Asociación de la Prensa de Melilla.
Fuentes: - Diario “El Telegrama del Rif”, Biblioteca Pública de Melilla.
- Revista “Melilla Joven”, colección particular.
- Notas facilitadas por su bisnieto Carlos Gil López
y nuestro entrañable compañero Pepe Marqués, alma
del homenaje que en estos días se tributa en Melilla
a la memoria de Juan López López.
- Díez Sánchez, Juan. “Juan López Merino, periodista
y dramaturgo”, semanario El Faro núm. 78 , Melilla,
cuarta semana de abril de 1998.
Artículo publicado en el diario “El Telegrama de Melilla”
el día 23 de noviembre de 2009 .
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