CEMENTERIO
MUNICIPAL DE LA PURÍSIMA CONCEPCIÓN DE MELILLA
Esta descripción
e historia del cementerio municipal de la Purísima Concepción
nos ofrece ocasión nuevamente a desentrañar algo de lo mucho que tiene de
legendario, el venerable Promontorio Melillense, que un día del mes de
septiembre de 1497 fue escalado con intrepidez por los soldados de España
El primer enterramiento de que tengamos noticias es de 1632 en la Iglesia de San Miguel, del
Alcaide don Luis de Sotomayor; que el 8 de mayo se comenzó a inhumar en la
ermita de Nuestra Señora de la
Victoria , extramuros y que el 10 de mayo de 1664 se enterró
por primera vez en la actual Iglesia Parroquial de la Purísima Concepción ,
desde esta fecha se efectuaban los enterramientos indistintamente en la Iglesia y en la Ermita hasta diciembre de
1689, fecha desde la cual no se hicieron ya más en la segunda.
Había
en la Iglesia
una bóveda donde se daba sepultura a los Gobernadores y Veedores y a los
individuos de su familia.
Los cofrades de las diferentes Hermandades
tenían también las suyas y el resto de la población se enterraba en el atrio.
Una epidemia habida en el año 1751, motivó que el Vicario don
Miguel Moreno solicitase del obispado de Málaga, autorización para bendecir y
dedicar a cementerio un terreno inmediato a la Iglesia , y no siendo
bastante se pidió y fue concedido el solar llamado de la “Tahona” que se
bendijo el 15 de octubre de 1763.
Años más tarde en 1787 se construyó un nuevo cementerio en las proximidades del fuerte de San Carlos. Santificado el 7 de diciembre del mismo año, por el Vicario don Francisco Muñoz Gómez, enterrándose el primer cadáver el día 9 de dicho mes, pero con la particularidad de continuar inhumando en
Ampliados
los límites del territorio de soberanía de Melilla y ante el constante aumento
de población, por Real Orden de 27 de noviembre de 1889 se aprobó la
construcción de un nuevo cementerio católico en el paraje conocido como Rambla
del Agua.
Los trabajos se iniciaron en el mes de
diciembre de 1890 y fueron puestos bajo la advocación de la Purísima Concepción.
Se inauguró el recinto el primer día del año 1892 con gran solemnidad.
Al
igual que ocurriera en el antiguo cementerio de San Carlos, al lado de éste
también se levantaría un nuevo cementerio israelita que fue inaugurado el 2 de
febrero de 1894.
El
rápido crecimiento de la población melillense motivó la ampliación del campo
santo de Melilla, bendiciéndose nuevos patios el 7 de abril de 1906, el 8 de
mayo de 1911, 4 de enero de 1912, así como en septiembre del año 1916.
Posteriormente también ha experimentado nuevas ampliaciones y reformas.,
teniendo aproximadamente una extensión de unos 50.000 metros cuadrados y en él están enterrados alrededor de
12.000 militares.
Junto
algunos panteones de familias melillenses, el cementerio acoge varios mausoleos
militares recordatorios de pasadas campañas, los denominados de Margallo, de
los Héroes de las Campañas, Aviación y los dos de Regulares son auténticos
monumentos funerarios y señeros hitos que marcan profundamente la fisonomía de
la necrópolis.
Entrada principal al Camposanto
El Panteón de
Margallo
Debe
su realización a los primeros tenientes D. Bernardo Manzano Valdés y D. Manuel
Guió Fernández, del Batallón Disciplinario de Melilla, y el de igual clase D.
Carlos Peñuelas Calvo, del Regimiento de Toledo, que tomaron la iniciativa en
una empresa verdaderamente patriótica. Propusieron dichos oficiales que se
construyera por suscripción un mausoleo para reunir en él los cuerpos de los
españoles muertos en el campo de batalla desde el día 2 de octubre de 1893
hasta que terminaron las hostilidades contra los moros. La idea mereció un
unánime aplauso, y fue acogida entusiásticamente por las tropas.
La
primera reunión para llevar a cabo tan extraordinario proyecto se realizó en
los salones del Círculo de la
Amistad , quedando nombrada una junta encargada de llevar a la
práctica tan hermosos pensamientos, la cual se componía de los oficiales que a
continuación se expresan:
Presidente:
D. Isidoro González, capitán de Artillería.
Vocales:
D. José Muñoz, capellán del Batallón Disciplinario.
D.
Juan Santiago, capitán del Regimiento de Toledo
D.
Antonio Barrio, oficial 1º de Administración Militar
D.
Bernardo Manzano, primer teniente del Batallón Disciplinario
D.
Senn Maldonado, teniente de Ingenieros
D.
Carlos Peñuelas, primer teniente del Regimiento de Toledo
D.
Miguel Franco Romero, teniente de la sección de Cazadores de Melilla.
D.
Miguel Guiao, primer teniente del Batallón Disciplinario
D.
Manuel Losada, primer teniente del Regimiento Infantería de África
Secretario:
D. Juan Coig, primer teniente del Batallón de Cazadores de Tarifa.
Esgrimían estos oficiales que no era justo, ni
humano que continuaran esparcidos por el campo de Melilla los restos gloriosos
de tantos héroes. En las puertas del fuerte de Cabrerizas Altas yacían varios
soldados que ni siquiera tenían su nombre sobre las improvisadas sepulturas. En
el foso del mismo fuerte descansaban, en sepulcro harto provisional, el
sargento Quesada y cinco soldados del Disciplinario, y en unión de los primeros
tenientes de Extremadura D. Vicente García Cabrelles y D. Teodoro Valverde
Menachar. Estos oficiales dieron muestras de maravilloso valor. Cabrelles salió
del fuerte cinco veces seguidas (siempre voluntariamente) al frente de una
veintena de los suyos, ansioso de abrir camino en la infranqueable barrera
opuesta por el fuego enemigo durante el día 28 de octubre
de 1893, a
los refugiados en Cabrerizas Altas. A la quinta salida, pereció. Si no hubiese
muerto, la Cruz Laureada
de San Fernando, habría sido pequeña recompensa de tan tenaz heroísmo y de
tanto pundonor militar.
Panteón de Margallo
Fue
un nobilísimo propósito que se realizó gracias a una suscripción pública en
1896 con el nombre de Panteón de Víctimas de las Campañas, conocido hoy día
como Panteón de Margallo. Posteriormente, el 31 de diciembre de 1900, se
efectuó la solemne traslación de los restos, exhumándose el día anterior los
muertos que reposaban en el antiguo cementerio de San Carlos. Igualmente los de
aquella Campaña que fueron provisionalmente enterrados en los fosos del Fuerte
de Cabrerizas Altas y Fuerte de Rostrogordo.
Posteriormente
se enterraron en él, los caídos en los combates de Ait Aisa, Sidi Musa, Sidi
Hamed el Hach, Barranco del Lobo, etc., durante la Campaña de 1909.
Panteón de los
Héroes de las Campañas
Es
el más importante de los mausoleos. Puso su primera piedra el Rey Alfonso XIII
el 7 de enero de 1911, durante su segunda visita a Melilla.
Llegó
acompañado por los generales: José García Aldave (Capitán General de Melilla), José Gómez Sánchez, Julián González Parrado,
Salvador Arizón, Pedro del Real, Francisco Gómez Jordana, Francisco Larrea y
Joaquín Carrasco.
En el cementerio le esperaban el Presidente del Consejo don José
Canalejas y los Ministros de la Guerra, don Ángel Aznar, y de Marina don Diego
Arias de Miranda.
Proyecto
de José de la Gándara ,
capitán de Ingenieros, que supo ofrecer hermosa realización al pensamiento de la Junta de Damas, presidida
por S.M. la Reina Victoria. José de la Gándara dirigió las obras hasta
diciembre de 1914 en que por destino a la Península pasó a dirigirlas el
también capitán de Ingenieros Tomás Moreno Lázaro.
El
conjunto es grandioso, siendo la seriedad de las líneas, la majestad del dibujo
y la sobriedad del adorno, elementos de arquitectura funeraria que el Sr.
Gándara manejó con verdadero acierto. Externamente, lo sobriedad de sus líneas
y la proporción de sus dimensiones hacen de esta obra funeraria un conjunto
bello y armónico.
Una
amplia escalinata conduce a la entrada del Panteón, en arco de medio punto. A
izquierda y derecha se abren unas escaleras que dan acceso a sendas galerías de
nichos (la mayoría de los muertos en estos nichos fue debido al desembarco de
Alhucemas) y a la parte superior del Panteón, donde una estructura de piedra,
que integran cuatro claraboyas que dan luz al interior donde está situada la
cripta.
Panteón de Héroes
Las
cenizas de las primeras víctimas están en la amplia cripta, de acuerdo con la
inscripción que se lee al pie de la cruz. Remata el monumento un simbólico y
monumental Ángel Alado, mantenedor del laurel de la victoria y de la palma del
martirio, mientras que en un extremo destaca el emblema de la Cruz Laureada de San
Fernando.
Fue
en el mes de diciembre del año 1924 cuando se comenzó a instalar el monumental
Ángel en la parte superior del Panteón. Este Ángel, de bronce, se terminó de
ubicar a principios de enero del año 1925 y fue costeado con los fondos de la
suscripción “Melilla”. También con parte de la referida suscripción fueron
costeados diversos ornamentos para celebrar el santo sacrificio de la misa en
el altar instalado en el mencionado panteón.
Este
Ángel, cuyo modelo fue realizado por un artista de Stuttgart y ejecutado por el
procedimiento galvanoplástico, por la empresa Wúrttmbrgische Metallwrenfabrik,
de Geislingen.
Tiene
una altura total de 3,30
metros con el casamiento, y la figura es de 2,20 metros , siendo la
distancia entre puntas de las alas de 2,10 metros . Pesa 1.200
kilos, y el espesor del metal, es de 15 m/m. Costó 20.000 pesetas
“Franco-bordo-Melilla”
Erigido este panteón con fondos de la suscripción nacional abierta por la Asociación de Señoras
Caritativas, fundada por la Reina Victoria Eugenia para atender a las víctimas
de la Campaña del Rif de 1909. Parte de estos fondos se entregaron a la
Comandancia General de Melilla con el fin de levantar un Mausoleo donde
descansaran los fallecidos en las Campañas. Fue bendecido el 8 de junio de 1915
por el Vicario Eclesiástico, don Miguel Acosta. Presidió la ceremonia el
General Villalba, con su ayudante Comandante García Álvarez y el capitán de
Ingenieros (continuador de las obras) Sr. Moreno Lázaro.
Los
restos de los defensores del Blocao de Dar Hamed, (El Malo, o de la Muerte ) pertenecientes a la Brigada Disciplinaria
y Tercio, fueron sepultados en el osario de tropa del Panteón de Héroes el día
9 de febrero de 1924. En el libro 13, página 686, están los nombres de los
pertenecientes al Tercio.
El traslado de los restos, que había enterrados por los
distintos cementerios eventuales del Protectorado de España en Marruecos de los
que fueron exhumados los restos mortales, fueron enterrados en este Panteón, se
verificó transcurrido el tiempo reglamentario y revistió una gran solemnidad.
Estos cementerios se hallaban en las siguientes posiciones y campamentos:
Hardú,
Casabona, Tahuima, Tauriat-Zag, Rauriat-Buchit, Tumiat-Norte, Atlaten,
proximidades de San Juan de las Minas, Zoco el Ach, Huerta de S.E., Tizza,
Yazanen, Tifasor, Sammar, 2ª Caseta, Sidi Hamed el Ach, Sidi Musa, Sidi Alí,
Zaio, Kaddur, Izhafen, Ras Medua, Tauriat Hamed, Zoco el Arba, Restinga, Harcha
Alto, Yadumen, 3ª Caseta, Cabo de Agua, Ait Gamara, Igueriben, Tuguntz, Yebel
Ben-Hidur, Sidi Hosain (Afrau), Farha, Axdir Azús, Mon. Mimúns Uguas, Afsó,
Anual, Buermana, Buhafora, Telatza de Eslez, Quebdani, Tisingar, Timayast,
Tar-Saf, Kandussi, Sidi Mesaud, Yebel Udia, Posición B, Dar Busada, Reyen,
Boquete Eslef, Tizi Alma, Loma Roja, Zoco T’lata de Bu Beker, Tasarut u Chaib.
En septiembre
del año 1926 se enterraron los restos de los oficiales y soldados muertos en
Alhucemas durante el cautiverio (tras el Desastre de Annual), en una gran fosa
que existe junto a este Panteón de Héroes.
Así mismo, el 15 de septiembre de este mismo año, los restos de
los defensores de Igueriben recibieron sepultura en un nicho de dicho Panteón,
y al acto asistió la viuda del Comandante Benítez. Nicho que fue cubierto con
una lápida, costeada por la propia viuda, en la que hay grabada la siguiente inscripción:
Restos mortales de los héroes defensores de la posición de Igueriben, que al
mando del comandante de Infantería D. Julio Benítez y Benítez, prefirieron
morir a rendirse, el 21 de Julio de 1921.
Posteriormente
en un acto de gran emotividad se terminaron de enterrar los restos que había en
cementerios provisionales del Protectorado (ocurriendo esto el día 2 de agosto
de 1929) y entre los mismos venían los del Comandante Benítez.
Y
fue durante los meses de agosto, septiembre y octubre de 1949 cuando recibirían
sepultura los restos del cementerio de La Cruz de Monte Arruit en la cripta del monumento,
donde se contabilizaron más de 3.000.cráneos.
En
las dos fosas comunes que existen al pie del monumento, fosas conocidas hoy día
como “Las Animas”, donde fueron enterrados restos que se encontraron
posteriormente.
En este
Panteón de "Héroes" están enterrados otros 22 laureados.
A
las 12 horas del viernes 5 de junio de 2015, con motivo del centenario de la
bendición de este Panteón, y coincidiendo con la Semana de las Fuerzas Armadas,
la Comandancia General de Melilla realizó un emotivo y merecido acto en el cual
colocaba un placa conmemorativa.
Un
acontecimiento que concitó a un gran número de militares y civiles. Presidió el
acto el Comandante General de Melilla don Fernando Gutiérrez Díaz de Otazu, que
estuvo acompañado por el presidente de la Ciudad Autónoma de Melilla don Juan
José Imbroda y el delegado del Gobierno don Abdelmalik el Barkani entre otras
representaciones militares y civiles.
Ángel del Panteón de Héroes
EL DISCRETO HOMENAJE A UNA HERENCIA
GLORIOSA
Mucho se ha
escrito y mucho más habrá de escribirse, acerca del día en que nuestra Legión
fue fundada por Millán Astray. Cada 21 de septiembre, los medios de
comunicación de Melilla han reflejado de forma tradicional esos entrañables
actos que año tras año se celebran en el acuartelamiento del 1º Tercio de la Legión , en Cabrerizas.
Mi condición de
visitante de esta hermosa ciudad, unido por razón de matrimonio con una
melillense, me hizo un buen día ser honrado con la visita a La Legión , de la mano de dos
conocedores a fondo de la historia, gestas y hechos de la Comandancia General
de Melilla, D. Manuel Tomás Galán y D. José Antonio Cano Martín, que con su
erudición me asombraron con la amena y detallada explicación de la rica
historia que nos rodea. Esto me llevó, como no, a convertirme, con los años en
un incondicional del Homenaje a la
Fundación de la
Legión , cada 20 de septiembre, al que siempre trato de
acudir, desplazando cualesquiera compromisos para no faltar en tan señalada
fecha.
Sin embargo,
el regusto de satisfacción de los asistentes al acto castrense, que se llevan
la mejor de las impresiones con el afecto y gallardía que las Damas y
Caballeros Legionarios despliegan con los visitantes, hacen casi pasar desapercibido uno de los
actos más emotivos e íntimos que tienen lugar en Melilla a la mañana siguiente.
Es el día 21,
verdadero colofón de unos días de celebración y fiesta, cuando en el Cementerio
de Melilla, con el Panteón de La
Legión como protagonista principal, acoge el lugar señalado
para un nuevo acto castrense: El Homenaje de La Legión a sus Caídos.
Si el amable lector
acude cada mañana de 21 de septiembre al pequeño cementerio melillense, última
morada para tantos héroes anónimos y conocidos, se encontrará con una alegre
profusión de camisas verdes y chapiris legionarios. La Legión está en el
Camposanto y por algo será.
Una vez dentro, nos
acercamos junto al Panteón legionario a cuyo alrededor se concentran ya los
oficiales del Tercio, prestos a rendir honores a todos aquellos de los suyos,
legionarios, que cayeron en el cumplimiento de un deber sagrado. Se encuentra
formada la banda de guerra del Tercio y un pelotón de fusileros. De súbito el
cornetín de órdenes manda firmes. Un silencio imponente se adueña del lugar y
militares y civiles se unen en un sentimiento profundo de respeto y orgullo por
el sacrificio de aquellos a los que hoy honramos. Suena “El Novio de la Muerte ”, crisol y
síntesis del espíritu legionario y nada
se mueve, todo es silencio aparte del canto que surge de cien gargantas como de
una sola.
Sin dar
tiempo a recuperar la emoción del momento, es entonces cuando un capellán
castrense reza una sencilla oración, la que los vivos dedican a los muertos, la
que todos enviamos con fervor a unos hombres que supieron vivir, pero que mejor
supieron morir.
El Honor a
los Muertos, el toque de oración y los fusiles que disparan hacia el cielo son
el epílogo de un sentido homenaje, discreto y cálido que rinden todos los
Caballeros y Damas legionarios a los suyos.
Es un
homenaje discreto, profundamente legionario, donde los civiles que nos unimos a
ellos con respeto y admiración formamos con esa marea verde oliva un todo
común. No hace falta hablar, ellos lo saben; unos pocos, venidos adrede o espectadores
de fortuna que vinieron a visitar la última morada de los suyos, dejamos
nuestro quehacer porque La
Legión nos quiere con ellos y les acompañamos con gratitud.
Pero para
este humilde forastero no deja de ser un hecho curioso el comprobar como ese
acto sencillo y profundo no tiene el reflejo en los medios de comunicación
melillenses, casi nadie lo sabe y en cambio es este acto militar el compendio
de virtudes y glorias que han honrado y honran a nuestra querida Legión
española.
Quizá es
mejor así, seguir siendo un pequeño homenaje pues no es un acto pomposo ni con
pretensiones. Es un reconocimiento humilde a lo más grande que tiene un hombre,
la renuncia a la propia vida por un glorioso Ideal. ¡La Legión sabe de ello! Manuel
Ramos Boronat
Tumba de la R. A. F.
El jueves 15 de junio de 1944,
un hidroavión de la RAF ,
perteneciente al 202 Escuadrón y matricula JX258, que efectuaba una misión de
vigilancia en el Mediterráneo, se estrelló en la Península de Tres
Forcas.
El accidente que se produjo a las 1`20 horas de la madrugada, tuvo lugar
junto a la carretera que conduce al faro de Tres Forcas, chocando el avión
contra el talud de la misma, explotando e incendiándose instantáneamente. Su
tripulación compuesta por nueve hombres murieron en el acto.
El
accidente se localiza a unos 6'2 kilómetros contados desde el antiguo puesto
fronterizo de Tres Forcas de Melilla, justo encima de la carretera (pista),
lugar situado aproximadamente en la vertical del Morabo de Takak.
Al día siguiente fueron enterrados en
el cementerio de la
Purísima Concepción de Melilla, en la Parcela nº 2 (ampliación).
La tumba fue costeada por el Ejército del Aire español, cediéndosela a
perpetuidad a la RAF
por acuerdo Municipal del mes de septiembre de 1949.
La capilla del cementerio
La capilla del cementerio de la Purísima Concepción ,
ocupa un lugar preferente del primer recinto, inmediatamente después de un
breve camino entre cipreses, frente a la puerta de entrada.
Dicho sacro lugar, es de una sola planta de traza
rectangular y de reducidas dimensiones. Se penetra en la capilla, por varios
peldaños y su interior está severamente decorado y su gusto y estilo es moderno
después de su última restauración.
El
altar ocupa un pequeño ábside, donde se venera una bella imagen de la Inmaculada Concepción.
La mesa, frontal, gradas y sagrario, son de mármol blanco. También posee
diversos aparatos de luz eléctrica, que artísticamente instalado,
iluminan la capilla en los actos del culto (penden del techo dos vistosas
arañas de cristal).
El
exterior de esta capilla, es sencillísimo y en el frontis una “campana” con su
triste tañido anuncia la entrada de cuantos rinden tributo a la muerte.
Aparte de esta capilla principal y única diríamos,
tiene esta necrópolis algunas capillas menores o más propiamente altares para
celebrar:
- En el Panteón de los Héroes de las Campañas de
1893 (conocido como Panteón de Margallo).
- En el Panteón de Héroes de las Campañas.
- En los Panteones de los Grupos de Regulares de
Melilla nº 2 y de Alhucemas nº 5.
- Los de las familias de los señores Montes y de
Espinosa.
Como
datos complementarios, añadiremos que las guerras obligaron a improvisar
cementerios alrededor de los campamentos militares en el Protectorado de España
en Marruecos. Mereciendo citarse el de la Segunda Caseta , que quedó
totalmente cubierto por las aguas al abrirse la Bocana de la
Mar Chica , en el año 1910. Así como los de
Monte Arruit, Zeluán, La
Restinga , Nador, Ishafen, Cabo de Agua, Hardú, etc.
CEMENTERIO HEBREO
El
primer dato que poseemos de los enterramientos de la Comunidad Judía de
Melilla (que aparece configurado por D. Francisco Mir Berlanga) data del año
1860 en que se crea una parcela separada por un muro del Cementerio de San
Carlos y que estaba situado junto al Fuerte de este nombre.
El 1
de enero de 1892 se inaugura el nuevo cementerio de la Purísima Concepción
y junto a él se construyó una parcela para la Comunidad Judía.
El número de israelitas enterrados en el cementerio de su
comunidad, es de 2.779, ignorándose el número de los que están inhumados en el
viejo cementerio judío, junto al de San Carlos. No ha podido ser eliminado por
los preceptos de la Ley
Mosaica. Estos preceptos prohíben el traslado de cadáveres y
de restos humanos.
Se
trata de una parcela de unos trescientos cincuenta metros cuadrados. En ella
pueden reconocerse unas veinte tumbas con inscripciones y fechas del siglo
pasado.
El cementerio actual ha sido
ampliado en varias ocasiones. En la actualidad existen problemas ya que el
espacio disponible es mínimo.
En
este nuevo cementerio, reposan los restos mortales de Yamin Benarroch, cuyo
sepelio constituyó una gran manifestación de pesar de todas las comunidades, y
las de León Levy Bendahan melillense muy relacionado con la Cruz Roja y con la
cultura.
Melilla, 10 de junio de 2015
José Antonio Cano Martín
Melilla, 10 de junio de 2015
José Antonio Cano Martín