jueves, 31 de mayo de 2012

VISTA PANORÁMICA CENTENARIA DE LA ZONA DE ALFONSO XIII - MELILLA

Este boceto de autor anónimo datado el 5 de junio de 1912 y realizado desde el Fuerte de Camellos de Melilla, recoge   una panorámica con el Monte Gurugú como telón de fondo. Apareciendo en primer plano de izquierda a derecha:2.- Taxi el Arbi; 3.- Kol-la; 4.- Hardú; 5.- Basbel;6.- Magel Manin; 7.-Sidi Salah; 8.- Fortín de Alfonso XIII; 9.- Estación Radiotelegráfica.- 10.- Pabellones de madera;11.- Pabellones de mampostería;12.- Casas particulares; 13.- Collado de Hardú y 14.- Pabellón Regio, donde se alojó el Rey Alfonso XIII en el transcurso de su visita en 1911 a la zona de Melilla.   



domingo, 25 de marzo de 2012

EL TEBIB ARRUMI, Don Víctor Ruíz Albéniz



                                          Víctor Ruíz en la casa del Kaid Checha, en Cabo de Agua.
                                              A la derecha aparece el también periodista Peris Mencheta, año
                                              1909.
D. Víctor Ruíz Albéniz, médico, periodista y descrito en su época, como “cronista oficial del franquismo”, nace en Mayagüez (Puerto Rico), en el año 1885 y fallece en Madrid, a los 69 años. Conocido por los pseudónimos “Tebib Arrumi”, “Chispero”, “Acorde”, “Doctor Cito”, “Don Sincero” y “Bargas”, siendo quizás el primero de ellos el más famoso y siendo con el que firmaba sus crónicas de guerra, y el cual al parecer, se lo puso D. Cándido Lobera, Director y propietario del rotativo “El Telegrama del Rif”. Víctor Ruíz Albéniz, era hijo de D. Víctor Ruíz Rojo y de doña Clementina Albéniz Pascual, matrimonio del cual hubo dos hijos, Víctor y Sara Ruíz Albéniz. Tras el fallecimiento de D. Víctor Ruíz Rojo, padre de Víctor Ruíz Albéniz, la familia, regresó a España en 1881.

“Tebib Arrumi”, era también a su vez sobrino del compositor catalán, natural de la población de Camprodón (Gerona), D. Isaac Albéniz Pascual, que era el hermano menor de su madre, es decir de doña Clementina, cosa que le haría heredar cualidades para la música. De hecho, atendió a su tío, el compositor Isaac Albéniz, a causa de la enfermedad que le causó la muerte en 1909.

“Tebib”, era la palabra con la que designaban los rifeños a los médicos en aquella época. De hecho, el ser “Tebib” o artillero durante el conocido “Desastre de 1921” con la caída aquel verano, de la Comandancia General de Melilla causada por Abd-el-Krim el Jathabi “El deseado”, “era un pasaporte a conservar la vida durante aquel sangriento período de nuestra historia militar. “Tebib Arrumi”, pueda ser la traducción de “médico cristiano”.
Tal y como cita D. Francisco Saro, el entonces médico, D. Víctor Ruíz Albéniz, llega a Marruecos como galeno de la “Compañía Minera del Rif” allí por el año 1908, desde donde empezó a enviar artículos periodísticos como corresponsal de guerra. Cabe decir que si bien estudió medicina, la actividad en el ejercicio de la misma, fue más bien escaso o nulo. D. Francisco Saro, y referente a la llegada de Ruíz Albéniz a Melilla, escribe que esta se produce en el año 1909, arribando a la misma como periodista del “Diario Universal” aunque ejercerá más como médico que como periodista debido a la campaña que el Ejército español sostenía con los rifeños, distinguiéndose en la atención a los heridos que causó la denominada “Carga de Taxdirt” y sobre la que escribiría posteriormente. De personalidad extrovertida y gusto personal en el trato con toda clase de personas, le hizo adquirir notoriedad entre los rifeños. Dos años más tarde, en 1910, contrae matrimonio con doña Julia Gallardón.

Publicó artículos en “El Telegrama del Rif” ya en 1909, de hecho, el miércoles 6 de enero de 1909, como “colaborador”, publicaba uno titulado “Los buenos. Caridad”. Otro de sus artículos, aparecía en primera hoja de dicho rotativo Melillnese, titulado “En Madrid. El problema rifeño”, el 14 de abril, otro el día 24 de junio, constando entre paréntesis que colaboraba con “Diario Universal”, titulado “España en el Rif, el problema político”, otro en fecha 15 de septiembre titulado “La operación Larrea”, todos ellos, durante el año 1909. Como corresponsal del guerra, colaboró con “Diario Universal”, del que llegaría a ser redactor-jefe y subdirector, e “Informaciones” el cual dirigió desde 1924 a 1936, e informaba de la marcha de las Campañas de Marruecos en 1909 y 1922. En este último, usando los “alias” de “Chispero” y “Acorde”, había escrito columnas municipales sobre Madrid y críticas musicales respectivamente. Trabajó también como cronista de “ABC”.
Al estallido de la guerra civil, los periodistas conservadores que han logrado huir de Madrid, se reúnen en San Sebastián en el otoño de 1937, constituyéndose la nueva “Asociación de Prensa”, sustituyendo a la incautada en Madrid por las autoridades republicanas, nombrándose una directiva de la que D. Víctor Ruíz Albéniz, fue nombrado presidente, cargo en el que estaría hasta febrero de 1944. Su defensa de los generales Sanjurjo y Millán-Astray durante las Campañas del Rif y del resto de militares “africanistas” a los cuales enaltecía y se quejaba del gobierno, cosa que le causó problemas con el gobierno republicano, fue la causa de que al producirse el denominado “alzamiento nacional del 18 de julio”, que fuese nombrado “corresponsal de guerra” del Estado Mayor del General D. Francisco Franco y agregado a su Cuartel General. Cabe decir que al General Franco le agradaba el tono grandilocuente de las crónicas de guerra de D. Víctor Ruíz Albéniz, el cual, también y durante la guerra civil, hizo crónicas radiofónicas.


Entre 1939 y 1944, dirigió “Hoja del Lunes”. El 9 de junio de 1943, fue nombrado “Cronista Oficial de la Villa de Madrid”.
Todo y ser un periodista fiel al franquismo, intentó ser contrario a que la Asociación de Prensa, fuera controlada por los militares. Dicha asociación, se había incorporado en 1942, al sindicato del “Papel, Prensa y Artes Gráficas”, siendo su inicial oposición a esta medida, cosa que finalmente aceptó, la causa que le costaría perder la Presidencia de la misma. Ocupó también otra Presidencia en la Fundación del Montepío de Toreros.
Su obra, que se podría encuadrar entre los años 1910 a 1950, se podría resumir en 33 libros y más de 50.000 artículos periodísticos. De los primeros, se podrían citar, “La Campaña del Rif, la verdad de la guerra”, “El Riff: estudio de un español en el Norte africano” (1912), “Tánger y la colaboración franco-española en Marruecos” (1927), “Ecce Homo” (1928), libro escrito en defensa de D. Dámaso Berenguer, “La conquista de Vizcaya” (1938), “Pérdida y reconquista de Teruel, batalla del Alfambra” (1939), “Crónicas de Guerra” (1939), “Leones en el Guadarrama” (1940), “Áquel Madrid, 1900-1914” (1944). Como novelista, “¡Kebib Rumi!: la novela de un español cautivo de los rifeños” (1921).

Sus propios compañeros, dada su producción literaria, le consideraron una de las mejores “plumas periodísticas españolas” del siglo XX, recibiendo el premio “Rodríguez Santamaría en 1946 y siendo nombrado “Periodista de Honor”, en 1953.

Este hombre que en 1909, fue calificado por D. Guillermo Rittwagen, fotógrafo y publicista en temática norteamericana, como “periodista inteligente, africanista aventajado y doctor meritísimo”, conocido como “Tebib Arrumi”, D. Victor Ruíz Albéniz, falleció en Madrid, el 7 de febrero de 1954. Sus restos, recibieron cristiana sepultura en el cementerio de La Almudena (Madrid), a la mañana siguiente.

De D. Víctor Ruíz Albéniz, escribiría el periodista D. M. Sánchez del Arco, en el rotativo madrileño “ABC”, del 14 de febrero de 1954 y bajo el título “Ruíz Albéniz” (textual):

“…Por la brecha que desde 1909 a 1921 abrieron en el cuerpo nacional los contratiempos africanos, penetraron los agentes políticos que lograron la triste victoria de abril de 1931. Sin el barranco delo Lobo y las adversidades tácticas que empezaron en Igueriben y concluyeron en Monte Arruit, no hubiera sido como fue el curso de la historia contemporánea española. Y fue habitual en periódicos y periodistas de aquella época ennegrecer cuanto tenía relación con nuestros intereses en África. Así, años tras años. Cada campaña militar inexcusable tenía como respuesta una campaña de Prensa derrotista, estridente. Se tocaban con perfidia los resortes sentimentales, , y la calle ahogaba al Gobierno cuando los escasos estadistas que veían claro ensayaban una acción a fondo, frustrada hasta que las excepcionales circunstancias de 1925-27 permitieron la continuidad. Fue cuando en frase de Ramiro de Maeztu, “Primo de Rivera tuvo el valor de abandonar su abandonismo”. Y la paz llegó por mano de D. José Sanjurjo, cuya columna de 1921 había sido la vertebral del Ejército nuevo.

Desde 1908 Víctor Ruíz Albéniz residía en Marruecos. Aún no se habían producido en el seno de la imperial familia alauita la discordia que fomentaron potencias europeas. Aún Bu Hammara no había levantado su bandera de Roghi, aspirando al sultanato. Ruíz Albéniz, joven médico, amó al pueblo marroquí y defendió los intereses españoles que iban a poner en valor el territorio imperial. Defendió la concordia, y cuando la guerra se hizo inevitable, los que dirigían la campaña tuvieron en él excelente consejero, desinteresado, noble. Vinieron nuevas campañas. Pocos quedan ya de los que a África fueron sin prejuicios políticos. Enrique Arqués y el “Abate Busoni”, con Tomás Segado García, García Sañudo, en África; Gregorio Corrochano, Alfredo Rivera y Leopoldo Bejarano, entre los residentes en la Península, recordamos ahora, sin olvidar la pluma primorosa de Tomás Borrás, fueron los permanentes defensores de nuestra acción en África, que también tuvo el altísimo apoyo de don Manuel Aznar, en circunstancias críticas.

Para la opinión de aquellos años, tratar temas marroquíes, ser “africanista”, equivalía a rondar el ridículo. Periodísticamente, sólo se cultivaba lo sensacionalmente adverso. El gran éxito estaba en negar lo importante de nuestra misión y en menoscabar el prestigio del Ejército. Desde primero de siglo, y cerca de nuetsro embajador en Francia, señor León y Castillo, Gonzalo de Reparaz había defendido infructuosamente en el libro y en el periódico la extensión de nuestros derechos más allá, -¡mucho más allá!- de la estrecha zona que pudo conseguir don José Canalejas, continuador del conde de Romanones en esta dirección de nuestra política internacional.

Ruíz Albéniz fue un africanista de estilo directo. Su expresión periodística era clara, fehaciente. Conocía a los jefes, proclamaba sus virtudes. Iba creando en prosa llana el romancero que la acción militar necesitaba. Dio aliento popular a los hechos que a otros escapaban. De las mismas adversidades sabía sacar partido optimista.

Cuando la más injusta de las campañas escogió al ilustre general Berenguer como víctima, el tuvo el valor cívico de escribir “¡Ecce Homo!”, ardiente, justa y diestra defensa de un hombre por cuya muerte civil se buscaba herir a un régimen.
Fue un maestro de lo crónica de guerra. Alguna vez sufrió amarguras y trato no justo, pero ello no menguó su ardiente servicio a la causa de los intereses españoles en África. Su voz, durante la Cruzada, siguió al toque de clarín, que anunciaba los victoriosos partes oficiales. Encontraba la frase fulgurante, sencilla, que acotaba la acción de cada día, según el sentimiento popular. Así años tras años, “El Tebib Arrumi” de 1909, mantuvo desde 1936 a 1939 el fervor patriótico de los españoles, penetrando en la zona cautiva a la que llevaba el comentario civil que su fecunda y ágil pluma ponía a las escuetas afirmaciones castrenses del parte oficial.


En esa misma Kudia carpetana, donde hace unos días dejamos los restos de Millán-Astray, hemos sepultado ahora al “Tebib Arrumi”, enaltecedor del Ejército en una época en la que era triste gala profesar el antimilitarismo y negar los fundamentos de nuestra presencia en África. Almudena: Kudia bautizada hace siglos, nombre cuya raíz, bajo un manto de Virgen, dice mucho con aquella claridad de la prosa del “Tebib”. Ahora, todo es fácil; ¡pero cuando Millán combatía y escribía Ruíz Albéniz, que distinto era todo y que valor se necesitaba para disentir de aquellas opiniones! Sea esta consideración el mejor elogio a la memoria del fundador de la Legión y del periodista.
M. Sánchez del Arco…”

Fuentes:

1). “El Tebib Arrumi: Víctor Ruíz Albéniz”, de D. José Ignacio de Arana, en internet.

2) “Víctor Ruíz Albéniz”, Asociación de prensa de Madrid, en Internet.

3). “Víctor Ruíz Albéniz”, en VIkipédia, enciclopedia libre en Internet.

4). “Clementina Albéniz y Pascual”, “Personalidades, Fundación Fernando de Castro AEM”, en internet.

5). “¿Saben ustedes quien fue el Tebib Arrumi?”. “El Dia.es”, de D. Carlos Pinto, en Internet.

6). Imagen de D. Víctor Ruíz Albéniz, a través del buscador de imágenes de Google, “el mundo libro.com”, en internet.

7). “El País”, “Una biografía sobre Isaac Albéniz desmonta las leyendas de su vida”, por J. Ruíz Mantilla, en Internet, Madrid 28 de febrero de 2002.

8). “ABC”, Madrid, 14 de febrero de 1954, pág. 33.

9). Notas de D. Francisco Saro Gandarillas.

10). “ABC”, Madrid, 9 de febrero de 1954, pág. 24.

11). “El Telegrama del Rif Diario ageno a la política.- Defensor de los intereses de España en Marruecos””, Melilla, miércoles 6 de enero de 1909, pág. 1. .

12). “El Telegrama del Rif. Diario ageno a la política.- Defensor de los intereses de España en Marruecos”, Melilla, miércoles 14 de abril de 1909, pág. 1.

13). “El Telegrama del Rif. Diario ageno a la política.- Defensor de los intereses de España en Marruecos”. Melilla, jueves 24 de junio de 1909.pág. 1

14). “El Telegrama del Rif. Diario ageno a la política.- Defensor de los intereses de España en Marruecos”, Melilla, miércoles 15 de septiembre de 1909.

Nota: “El Telegrama del Rif. Diario ageno…”, debiera de ser “El Telegrama del Rif. Diario ajeno”, pero se respeta tal y como apareció publicado.

Por Hans Nicolás i Hungerbühler, 15 de marzo de 2012.
(Artículo publicado en el diario El Faro de Melilla, el sábado día 24 de marzo de 2012)