domingo, 14 de junio de 2009

1909: COLOCACIÓN DEL PRIMER BLOQUE DE HORMIGÓN DEL PUERTO DE MELILLA




Centenario de la colocación del “Primer
Bloque del Puerto de Melilla



En 24 de Diciembre de 1901 se aprobó el estudio realizado para proyectar las obras de construcción del puerto. En 23 de Abril siguiente se dispuso la creación de la Junta de Obras del Puerto de Melilla, constituyéndose la misma en 18 de Diciembre de 1902, estudiando y acordándose (en el año transcurrido) entre ambos Ministerios los medios más convenientes para el desarrollo y formación del proyecto.
Obras preliminares.- Propuestas por el Ingeniero Jefe de Obras públicas de la provincia de Málaga las obras preliminares que podrían realizarse inmediatamente en el puerto de Melilla, de las comprendidas en el proyecto general que se estaba redactando, y de conformidad con el Inspector general de Caminos, Canales y Puertos, D. José García Morón, por Real decreto de 3 de Enero de 1904, acordado en Consejo de Ministros, se autorizó á la Junta de Obras del puerto para realizar dichas obras preliminares por administración, concediéndole una subvención anual de 100.000 pesetas.
Nombramiento del Ingeniero Director.- Fue nombrado para dicho cargo, por Real orden de 1° de Marzo de 1904, el Ingeniero de caminos, canales y puertos D. Manuel Becerra y Fernández.
Las antedichas obras provisionales consistían en el establecimiento del taller de bloques artificiales para el puerto, explotación de la cantera para el mismo y construcción de un almacén.
En el mismo año de 1904 se dictaron resoluciones para la construcción del ferrocarril de la cantera del puerto, para la redacción del Reglamento, para la organización y régimen de la Junta y la remisión á la Superioridad del proyecto de las obras y su información por el Ministerio de la Guerra.
Una fecha importante en la historia del Puerto se verificó el 2 de mayo de 1904. Ese día anclaría en la dársena melillense el yate real “Giralda”, a bordo del cual se encontraba el Rey Alfonso XIII (colocó la primera piedra del Puerto), acompañado de los Ministros de la Guerra y de Marina, escoltado por el crucero “Cardenal Cisneros”.
Puerto, que arrancaba del espigón de la Florentina, donde se depositó una caja conteniendo diversas monedas de curso legal y un ejemplar del diario local “El Telegrama del Rif”.
Don Alfonso firmó el acta de la iniciación de los trabajos. La pluma con la que lo hizo, se conserva en la Autoridad Portuaria (antigua Junta de Obras del Puerto), y es la misma que utilizó 66 años más tarde, su nieto el Príncipe Don Juan Carlos, para firmar en el Libro de Oro de la Ciudad, durante la visita que hizo a Melilla, acompañado de su esposa la Princesa Sofía, el año 1970, con ocasión del Cincuentenario de la Fundación de la Legión.
Por otro Real decreto de 30 de Octubre de 1904 se concedió otra nueva subvención de 100.000 pesetas para la continuación de los trabajos del puerto, aprobándose el Reglamento para el servicio de conservación y policía del mismo por Real orden de 17 de Noviembre del mismo año.
Provecto reformado.- Por Real orden de 13 de Febrero de 1905 se aprobó, de acuerdo con el Consejo de Obras Públicas, el proyecto reformado de las obras de abrigo para el puerto de Melilla por su presupuesto de 2.344.655 pesetas por su ejecución material, disponiéndose que se obtuviera por concurso el material fijo y móvil de vía para el transporte de la piedra y para el taller de bloques, debiendo adquirirse por el mismo procedimiento la maquinaria, y realizarse por subasta las obras del puerto, y aprobándose en Abril siguiente las condiciones económicas para las mismas. Dichas condiciones fueron publicadas en la Gaceta de Madrid de 11 de Mayo de 1905.
Por Real orden de 4 de Noviembre de 1905 se autorizó á la Junta para realizar un empréstito para las obras de los puertos de Melilla y Chafarinas.
En 5 de Enero de 1906 se autorizó la construcción de la casa-oficina de la Junta, así como la de un almacén y cocheras en el taller de bloques y de un tinglado para el depósito de mercancías.
Según la Real orden de Noviembre de 1905, que autorizó el empréstito, las obras debían realizarse en cinco ó seis años, con una subvención anual de 500.000 pesetas durante catorce ó quince años, con emisión de obligaciones en los cuatro primeros años de a 1.000 pesetas al 6 por 100 de interés.
Subasta de las obras.- Por Real orden de 12 de Enero de 1906 se autorizó la celebración de la subasta de las obras de los dos puertos de Melilla y Chafarinas por la suma de sus respectivos presupuestos, importando en total la cantidad de 4.995.296,40 pesetas.
En 24 de Febrero siguiente se realizó dicha subasta, que resultó desierta.
En 13 de Junio del mismo año 1906 se realizó la segunda subasta, que también quedó desierta por falta de licitadores.
En vista del resultado de las subastas, y teniendo en cuenta lo prescrito al efecto en el Real decreto de 27 de Febrero de 1852 relativo á la construcción de las obras públicas, por Real decreto de 7 de Octubre de 1906, acordado en Consejo de Ministros, publicado en la Gaceta del 9 del mismo mes, se autorizó al Ministro de Fomento para adjudicar, en público concurso, la ejecución de las obras de los dos puertos, estableciéndose las bases para su adjudicación, y garantizándose por el art. 3.º del expresado decreto el abono de la subvención anual consignada en los presupuestos para dichas obras, así como la mayor que en lo sucesivo pudiera concederse para ellas, mientras fuese necesario para el pago del importe de las obligaciones emitidas al efecto, así como para el de su amortización é intereses.
Entre las bases del concurso se hallaba la de que las obras de los dos puertos podían ejecutarse simultáneamente ó sucesivamente en el plazo total de tres años, dando principio a los trabajos en el de seis meses.
Publicado el 27 de Octubre siguiente el anuncio del concurso, se presentaron dos proposiciones: una de ellas de la Compañía Transatlántica Española de Navegación, y otra de D. Antonio Rodríguez Arango, proponiéndose por el Consejo de Obras públicas la adjudicación de las obras á la primera, si la misma aceptase las modificaciones propuestas en su dictamen.
Adjudicación de las obras.- Por Real orden de 14 de Marzo de 1907 se dispuso la adjudicación provisional á la expresada Compañía Transatlántica, dándole un plazo de quince días para que aceptase y aclarase las condiciones á que se refería el Consejo de Obras públicas.
Admitidas por dicha Compañía las condiciones impuestas en la indicada Real orden y previa aclaración respecto á la ejecución de los trabajos, por Real orden de 6 de Abril de 1907, publicada en la Gaceta de 10 del mismo mes, se hizo la adjudicación definitiva de las obras, y por otra Real orden de 16 de Mayo siguiente se aprobó la minuta del contrato que había de servir de base a la escritura del compromiso, que había de suscribir el representante de la Empresa.
La escritura se formalizó en 28 de Octubre de 1907, verificándose por la Junta del puerto la entrega al contratante de las obras ya realizadas por la misma, de los edificios y de la maquinaria adquirida, aprobándose el acta de dicha entrega por el Ministerio, en Real orden de 25 de Octubre de 1907.
Por Real orden de 14 de Noviembre siguiente se autorizó a la Junta de obras de los dos puertos para tratar con el Banco Hispano Colonial del servicio de emisión de obligaciones, el de cupones y de amortización del empréstito contratado para la ejecución de las obras.
En 14 de Febrero de 1908 se autorizó a la misma Junta para adquirir un vapor remolcador para el servicio de las obras.
El primer bloque.- El martes día 8 de junio de 1909 fue colocado el primer bloque de los destinados a formar el dique de abrigo para la construcción del puerto de Melilla. Se realizó en el embarcadero de Florentina.
Muchísimas personas presenciaron la colocación de la inmensa mole de 80 toneladas y las maniobras del buzo.
En el momento en que el bloque estaba suspendido por la grúa “Titán” sobre las aguas, salía el vapor correo “C. de Mahón”. Los pasajeros y la tripulación del correo saludaron al paso, siendo contestados por el público.
El clamor que en aquel momento se levantó en tierra y en la mar era evidente señal de alegría al ver realizado los deseos de que Melilla tenga un puerto.
La grúa “Titán”, se instaló a mediados de 1909. Se fabricó en Alemania y tenía 300 TM de peso, 8 metros de anchura y una potencia de 80 TM. Se desplazaba sobre raíles y era de pórtico con pluma y giratoria.



José Antonio Cano Martín
De la Asociación de Estudios Melillenses

Artículo publicado en “La Voz”, suplemento dominical del diario “Melilla Hoy”, 14 de junio de 2009

miércoles, 3 de junio de 2009

La farola del Parque Hernández




La farola del Parque Hernández

Para honrar la memoria de quien fue principal creador del más importante de los parques del la ciudad, el general Venancio Hernández, se levantó una artística farola hace algo más de cien años en un lugar privilegiado del propio Parque. Y pasados algunos años esta simbólica columna de iluminación fue trasladada a un extremo del mismo Parque, donde pasa casi desapercibida para los melillenses.
La Farola y El Telegrama del Rif
Gracias al empeño del diario local El Telegrama del Rif, el Pueblo de Melilla pudo tributar un merecido homenaje a la memoria de Venancio Hernández y Fernández ( 1839 – 1904 ), el general de división que como Comandante General de Melilla y presidente de la Junta de Arbitrios, con su tesón logró transformar en Parque un paraje hasta entonces utilizado por los militares en sus ejercicios y donde además el vecindario arrojaba los residuos sólidos.
El Parque Hernández fue inaugurado en el mes de mayo de 1902.
El Telegrama pudo llevar a la práctica el sentimiento unánime de los melillenses hacía el general Hernández. Siendo el conde la Torre Alta, Jefe de Artillería y antiguo presidente del Casino Militar, quien ante la Junta de Arbitrios, primero tomó la iniciativa de levantar una columna conmemorativa. Más por su excesivo coste la idea no prosperó y quedó en suspenso. Pero al poco tiempo y una vez fallecido el general Hernández, inmediatamente El Telegrama retomó el tema que precisaba su resolución sin dilatación ante la nueva situación creada con la falta del general.
Pocos días después de fallecido Venancio Hernández, El Telegrama se preguntaba: ¿ Habrá quien recoja y de forma a la idea de perpetuar la memoria del pundonoroso soldado ? Este mismo diario en su edición del 17 de agosto de 1904 cediendo a reiteradas instancias, recoge la iniciativa y procede a su consecución: “El Telegrama del Rif que tal piensa, cree hacerse intérprete de los generosos sentimientos del noble pueblo melillense, abriendo una suscripción popular para erigir un sencillo monumento, que perpetúe la memoria del Excmo. Sr. General D. Venancio Hernández.
Desde la modesta suma de 10 céntimos a la cantidad de 2 pesetas como cuota máxima, admitimos con el indicado fin”.
A los pocos días este periódico a fin de facilitar la suscripción comunicaba la relación de los establecimientos en los cuales podían encontrarse listas para inscribir sus nombres los interesados, así como efectuar la entrega de las cantidades en metálico. En total fueron 11 los establecimientos repartidos por toda la ciudad, de ellos 2 en el Pueblo, 4 en el Mantelete, 1 en la Alcazaba, 3 en el Polígono y finalmente 1 en el barrio de Triana. Podemos mencionar que uno de estos establecimientos colaboradores, Casa Montes, aún sigue abierto al público.
El 20 de agosto de 1904 se publica la primera lista de la suscripción pro monumento al general Hernández, encabezando la relación Cándido Lobera, director de El Telegrama, con dos pesetas. En la segunda lista el popular oficial de Artillería José Barbeta también aportó la cantidad máxima: 2 pesetas.
Un día después los ejemplares de El Telegrama reproducen párrafos de cartas de adhesión al proyecto, pues son muchos los apoyos.
Transcurrido un mes de iniciada la suscripción pública, ésta ya había superado todas las expectativas, no obstante de estar abierta a todas las clases sociales y en ella primar la participación del mayor número de melillenses ante el importe de lo recaudado.
Terminada la Suscripción Pro Monumento al General Hernández, el 29 de noviembre de 1904 el Telegrama puso a disposición de la Junta de Arbitrios la cantidad de 649 pesetas con 50 céntimos, y una vez que el Municipio decidió admitir dicha suma, aprobó completarla hasta reunir 1.500 pesetas. Un dinero considerado suficiente para que el ingeniero de la Junta Presentara el oportuno proyecto.
Aprobado el boceto y tras cinco años de espera, por fin quedó emplazado el monumento, la farola, en homenaje a Venancio Hernández el día 17 de abril de 1909.
Instalándose esta farola en el paseo central, en una rotonda situada al final del Parque Hernández, sobre una base de tres escalones en cuyos extremos unas columnitas sostenían un simbólico cierre de cadenas.
Camino del olvido
Al igual que el templete de música y fuentes que fueron levantadas en el cruce del paseo central del Parque Hernández, la farola homenaje a Venancio Hernández no permaneció mucho tiempo en su primitivo emplazamiento. En los años treinta y al desaparecer la rotonda denominada de Riego, antes Plaza Hernández en honor al general, y posteriormente llamada Plaza Bandera de Marruecos. La farola fue trasladada a donde hoy se ubica, un extremo del Parque frente al edificio de la Comandancia General. Como si esta farola dedicada a honrar la memoria de un ilustre español, hubiera sido iniciativa tan sólo del estamento militar de Melilla.
Creemos que la pérdida de protagonismo de la farola en el periodo de la II República, sencillamente se debió a que homenajeaba a un militar y entonces al estamento castrense ideológicamente se le vinculaba con la Monarquía, la represión y los conflictos a veces gratuitos impulsados por los profesionales de la guerra para demostrar su valía. Aquellos republicanos olvidaban que la mayoría de los militares aborrecen las luchas; pero queriendo lo mejor para los suyos, para su país. Ofrecen su sacrificio, todo cuanto tienen, sus vidas cuando es menester. Mientras que en la paz y cuando surge la oportunidad saben aplicar con éxito su formación técnica y dotes organizativas, y porque no, talante humanista en provecho de una sociedad de la que son parte. Muchos han sido los ingenieros militares en Melilla, que desde el anonimato y durante muchos años han laborado dejándonos su obra. E igualmente, otros insignes melillenses incluso dejaron la milicia por su afán de servicio; nos referimos a Cándido Lobera, fundador y director de El Telegrama, y Pablo Vallescá, impulsor, fundador y presidente hasta su muerte de la Cámara de Comercio de la ciudad.
Así pues, la farola homenaje constituye para los melillenses un permanente testimonio de recuerdo hacía Venancio Hernández y esos otros muchos militares que día a día se esfuerzan por forjar una sociedad mejor.
Debemos recordar que el general Hernández además de crear el Parque que lleva su nombre, transformó en paseo lugar de recreo el Muro X, actual Avenida del general Macías, creó los barrios de Santiago, y Triana, y puso en marcha la idea de construir la Plaza de España. Fue todo un soldado de la Paz de quien Jaime Tur, fundador y director de La Gaceta de Melilla, alabó su modestia, caballerosidad sin límites y honradez sin el menor atisbo de mancha. Escribiéndose también en el Telegrama de fecha 17 de agosto de 1904: “Un título no consignado, agiganta la figura del general Hernández, y es, el haber sacrificado su ambición personal, el bienestar de los suyos, en aras de la Nación y de la vida del soldado. En más de una ocasión pudo romper las hostilidades con los fronterizos y en acción de guerra ganar el segundo entorchado y sin embargo, encontró formula para dejar bien puesto el nombre español sin recurrir a extremos que hubieran costado muchas vidas y no poco dinero a nuestra Patria”.

Cuando se cumple el centenario de la erección de la farola, desde estas líneas queremos recuperar la memoria de hombres que como Venancio Hernández y Fernández nos legaron la Melilla que hoy disfrutamos.

Juan Díez Sánchez
( de la Asociación de Estudios Melillenses )




Artículo publicado en el semanario La Gaceta de Melilla, el 12 de septiembre de 1994.


Así como en Gaceta Local, suplemento del diario Melilla Hoy el 28 de mayo de 2009,


con ocasión de celebrarse en el año 2009 el centenario de la erección de la farola.