D. Pablo Sendra Font, Alférez legionario (*1901 +1923)
“…Caballeros Legionarios, mañana salvaremos a nuestros compañeros de Tizzi Assa; mañana entrará el convoy o yo pereceré. Mañana ejecutaremos esta hazaña, porque nuestra raza no ha muerto aún…”
(D. Rafael de Valenzuela Urzaiz a sus legionarios, en Tafersit, el 4 de junio de 1923. Uno de los oficiales que escuchó la alocución de su jefe, era el Alférez legionario, D. Pablo Sendra Font).
Tafersit, es una hoyada en la zona de Nador, que forma un semicírculo al cual, desde las alturas, descienden tres grandes barrancos de gran altura con contrafuertes, formándose un terreno muy intrincado y con barrancadas muy profundas, por las cuales, debían de pasar las tropas (9). Esta zona, en junio de 1923, estaba guarnecido por tropas españolas que a su vez, se hallaban sitiadas por fuerzas indígenas.
(D. Rafael de Valenzuela Urzaiz a sus legionarios, en Tafersit, el 4 de junio de 1923. Uno de los oficiales que escuchó la alocución de su jefe, era el Alférez legionario, D. Pablo Sendra Font).
Tafersit, es una hoyada en la zona de Nador, que forma un semicírculo al cual, desde las alturas, descienden tres grandes barrancos de gran altura con contrafuertes, formándose un terreno muy intrincado y con barrancadas muy profundas, por las cuales, debían de pasar las tropas (9). Esta zona, en junio de 1923, estaba guarnecido por tropas españolas que a su vez, se hallaban sitiadas por fuerzas indígenas.
Vista del campamento de Tafersit hacia el año 1905
A primeros del mes de 1923, se luchó muy duramente en la zona de Tafersit y en el collado de Tizzi Assa. En estos puntos, las kábilas rifeñas, tenían cercados a varios puestos y posiciones españolas a las cuales, había que abastecer, municionar, retirar heridos y relevar, teniéndose que romper el cerco para poder las fuerzas españolas llevar a cabo dichas misiones.
A primeros del mes de 1923, se luchó muy duramente en la zona de Tafersit y en el collado de Tizzi Assa. En estos puntos, las kábilas rifeñas, tenían cercados a varios puestos y posiciones españolas a las cuales, había que abastecer, municionar, retirar heridos y relevar, teniéndose que romper el cerco para poder las fuerzas españolas llevar a cabo dichas misiones.
Para poder levantar el sitio, se envió a fuerzas españolas, entre las cuales, figuraban tres Banderas del Tercio, al mando del Teniente Coronel D. Rafael de Valenzuela y Urzaiz. Uno de sus oficiales, era un valeroso oficial de 22, años el cual, al ver caer a su teniente coronel y que los rifeños intentaban apoderarse de él (los jefes y oficiales, aunque muertos, valían dinero), avanzó junto a 20 legionarios para evitar el secuestro del cuerpo de su jefe. Lo consiguieron pero este joven valenciano, D. Pablo Sendra Font, resultaría gravemente herido, expirando a la mañana siguiente a consecuencia de las heridas recibidas.
Los primeros pasos (2)
Nació en Valencia, el 26 de junio de 1901. Era hijo del entonces Teniente Coronel de Artillería D. Francisco Sendra Piqué (a fecha 30 de diciembre de 1935, había alcanzado el empleo de General de Brigada Honorario(7)) y de doña Victoria Font Valencia. Inició sus pasos en el Ejército, al ingresar como voluntario en Artillería, el 20 de diciembre de 1916, donde estaría durante 2 años, 8 meses y 11 días, hasta ingresar en la Academia de Infantería de Toledo, el 1 de septiembre de 1919. Tras superar el plan de estudios con éxito, fue promovido al empleo de Alférez de Infantería el 11 de noviembre de 1921. Vivió una muy corta pero intensa carrera militar ya que al año, 6 meses y 24 días, caía heroicamente en combate al frente de sus legionarios en aquel collado de Tizzi-Assa, un 5 de junio de 1923. Le faltaban 21 días para cumplir los 22 años.
El 20 de diciembre de 1916, ingresaba en la 2ª Sección de la Escuela Central de Tiro del Ejército, como Artillero de 2ª voluntario, pasando a efectuar la instrucción militar en la Plaza de Cádiz y donde permanecería el resto del mes y el siguiente año de 1917, hasta que prestó juramento de fidelidad a la bandera de España el 1 de agosto de 1918 en la Comandancia de Artillería de Cádiz.
Presentóse a la oposición de ingreso en la Academia de Infantería de Toledo en la que tras superar los exámenes de ingreso, fue nombrado Alumno de la misma el primero de septiembre de 1919, marchando a Toledo.
Durante su período de formación en las aulas toledanas, el 28 de febrero de 1920, se recibió la visita del general D. José Villalba Riquelme, entonces Ministro de la Guerra, el cual dio cuenta a S.M. el Rey D. Alfonso XIII, de la brillante formación que recibían en la misma los alumnos, motivo por el que el monarca, felicitó al Director de la misma y al alumnado, haciéndose constar esta congratulación en la hoja de servicio de cada uno, entre ellos, el entonces Cadete de Infantería D. Pablo Sendra Font. Tras superar con éxito y aprovechamiento sus estudios, D. Pablo Sendra, fue promovido al empleo de Alférez de Infantería el 11 de noviembre de 1921, recibiendo su despacho, en el patio, frente a la estatua de Carlos I de España y V de Alemania, siendo posteriormente destinado al Regimiento de Infantería La Constitución núm. 29, al que no se podría incorporar inmediatamente por hallarse enfermo en la Plaza de Barcelona. Una vez superada la enfermedad, se incorporaba al Cuerpo en Pamplona el 5 de enero de 1922, destino en el que estaría apenas unos meses ya que por Real Orden de 21 de abril, es destinado al Tercio de Extranjeros en Melilla.
En el Tercio de Extranjeros (2)
Arribó a Melilla el 30 de abril de 1922, incorporándose al Tercio de Extranjeros en Dar-Drius y una vez en este, fue destinado a la 2ª Compañía.
Su primera misión, llegó el día 8 de mayo, fecha en la que salió la Bandera, al frente de la cual, iba su comandante, D. Francisco Franco Bahamonde, a efectuar un paseo militar a Chaif, regresando sin novedad. Otra marcha de iguales características, tenía lugar a la mañana siguiente, día 9. Esta vez, a la Meseta de Arkab de la cual se regresó a Dar Drius, sin novedad. Su tercera misión, tardaría unos días más, concretamente no se llevó a cabo hasta el día 18, fecha en la que encuadrado en la columna del general D. Dámaso Berenguer, marchó a Chaif a los efectos de implantar una posición, cosa que se llevó a cabo sin incidente alguno y regresando de nuevo a su base, quedando en el citado campamento desempeñando servicio de seguridad y de campaña hasta el 17 de julio hasta que fueron relevados por la 2ª Bandera.
Ese 17 de julio, marchó en tren militar a Melilla hasta el día 7 del mes siguiente, agosto. Mientras estuvo en Melilla de descanso, prestó servicios correspondientes a su empleo. El 8 de agosto, ya de regreso en Dar Drius, volvió a llevar a cabo los servicios que en este campamento tenía encomendados, de seguridad y de campaña hasta que, formando parte de la columna del General D. Alberto Castro Girona, tomó parte en la ocupación y fortificación de Acib de Midar, siendo esta vez a pesar de la escasa resistencia encontrada, su bautismo de fuego. Posteriormente, regreso a Dar Drius hasta el 29 en que volviendo a formar parte de dicha columna y bajo el mismo mando, salió a dar protección a un convoy a las posiciones de Acib de Midar, sosteniendo esta vez también, ligero tiroteo con los rifeños. Regresó de nuevo a Dar Drius.
Cartel de alistamiento en el Tercio
El 22 de septiembre, su bandera y D. Pablo Sendra en la 2ª Compañía junto a la misma, salía con su comandante D. Francisco Franco en dirección a Tistutín y de esta, por ferrocarril, a Melilla.
Regresó a Dar Drius, el 23 de octubre. Tres días más tarde, el 26, salía de nuevo en acción de guerra integrado en la Columna del General Ruíz Trillo, esta vez para tomar y ocupar Tafersit y Buhafora. Apenas finalizó la misma que dos días después, el 28 de octubre, asiste a la ocupación y fortificación de varias posiciones en el collado de Tizzi-Assa, donde quedaría destacado en la posición principal, hasta que el primero de noviembre se relevó a su Bandera por parte del Regimiento de Infantería “Inmemorial del Rey”, núm.1, marchando acto seguido al campamento de Bufahora.
Tizzi-Assa (2)
A partir de ahora, Tizzi-Assa, es ya un nombre vinculado al Alférez Sendra y no por hallarse en las cercanías del mismo sino porque sus acciones militares, siempre irán vinculadas al mismo.
El día 7 de noviembre, sale a proteger a un convoy a Tizzi-Assa y Benítez, regresando a Buhafora sin novedad. El 25 de ese mes, sufre un intenso ataque el campamento español de Buhafora, por parte de los rifeños, siendo el mismo rechazado. El 1 de diciembre vuelve a salir su Bandera en apoyo de la Harca amiga en la protección de un convoy a Tizzi-Assa. Otro convoy con el mismo destino es protegido por la Bandera con Franco al frente, sosteniendo fuego con el enemigo el día 18 y de nuevo otro convoy cutro días después, en fecha 22 de diciembre.
Un “impas” entre los días 11 y 14 de enero de 1923 en que la Bandera, se traslada al campamento de Dar Drius para asistir a la imposición de la Medalla Militar el día 12, al que había sido hasta entonces comandante del Tercio, D. Francisco Franco Bahamonde. Tras este acto, la Bandera, regresó de nuevo a Buhafora, donde se dedicó a la protección de convoyes, de construcciones de caminos, relevos de fuerzas en las posiciones avanzadas, así hasta el día 3 mayo en que el Alférez D. Pablo Sendra Font, debe partir a Melilla, donde quedará ingresado por enfermedad en el Hospital Militar hasta el 15 de abril de 1923 en que se incorporará de nuevo a su bandera en Buhafora, no obstante, regresó en compañía de su Bandera a Melilla el 25 de ese mes, quedando acampado en Sidi Guariach hasta el 15 de mayo en que marcharon esta vez a Tafersit.
Una vez en Tafersit, tomó parte bajo las órdenes del Coronel D. Agustín Gómez Morato en las operaciones habidas los días 28, 29 y 31 de el mentado mes de mayo y que tuvieron lugar en las inmediaciones de Tizzi-Assa para vencer la tenaz resistencia que ofrecían los rifeños al paso de convoyes en los puestos avanzados del sector, acciones en las que de nuevo resultará mortalmente herido el 5 de junio y que evacuado a la enfermería de Dar Drius, nada se pudo hacer por salvar su vida, falleciendo a consecuencia de las heridas recibidas el día 6 de ese mismo mes. Iba a cumplir 22 años.
¿Qué pasó en Tizzi-Assa aquel 5 de junio de 1923? (4)
Según publicaba La Vanguardia de Barcelona, el 7 de junio de 1923, los combates de Tizzi-Assa, fueron consecuencia de la continua hostilización de las fuerzas rifeñas hacia los convoyes que abastecían aquellas posiciones y que tenían serios problemas para arribar a ellas. Dicha noticia, decía lo siguiente (textual) (4), bajo el título “…De Marruecos. La operación de Tizzi Assa. Detalles…”
“…Melilla 6, 15. Con objeto de aprovisionar las posiciones del sector de Tizi Asa, dispuso acertadamente el mando que se efectuara una operación para batir a los rebeldes que suelen concentrarse en aquellas barrancadas, hostilizando frecuentemente.
A dicho efecto organizaronse diversas columnas mandadas por el coronel Fernández Pérez. Tomaron parte la columna mandada por el coronel don Alberto Coronel, otra columna mandada por el coronel Gómez Morato , otra mandada por el coronel Morales, otra de reserva y otra de observación. Una de ellas iba mandada por el coronel Ruíz Portal.
Sabése que mediada la tarde del lunes el coronel Fernández Pérez, dirigió una vibrante alocución, diciéndoles a los soldados:
“Hoy me hago cargo de las columnas que mañana operarán. Ante todo, he de comunicaros que mañana iremos a Tizi Asa. Tengo la seguridad de que iremos por el espíritu que reina entre vosotros. Mañana será un día grande para el Ejército y para España”.
Las tropas respondieron vitoreando a España.
Después, hablando el coronel Fernández Pérez con los oficiales, les decía que se le había honrado mucho encargándole del mando de las columnas que iban a operar.
Sabénse los siguientes detalles de la operación. A media noche pusiéronse en movimiento las fuerzas, llegando al clarear el día a la antigua posición de Hamuda, ocupando cada columna la posición que se le había designado.
La mandada por el coronel Gómez Morato era la que debía llevar el convoy a Tizi Asa, marchando también para evitar que los rebeldes ocuparan las barrancadas; la columna del coronel Morales.
Primeramente la columna mandada por el coronel don Alfredo Coronel, llevando las harkas amigas, un tabor de regulares y fuerzas del gum, subió sin seria resistencia a la loma situada al este de Peña Taurda (Peña Tahuarda), constituyendo así el flanco derecho de la extensa línea de combate.
La columna del coronel Gómez Morato, que llevaba a la vanguardia dos banderas del tercio al mando de su teniente coronel señor Valenzuela, dejó a la izquierda el campamento de Buhafora, atravesando los barrancos y llegando hasta Peña Taurda (Peña Tahuarda) sin tiros.
La columna del coronel Ruíz Porta, siguió el camino antiguo del poblado de Buhafora, entablando contacto con el enemigo. Esta columna llevaba carros de asalto, artillería e infantería.
La columna del coronel Morales se subdividió en dos partes: una subió a Sidi Talhha y Sidi Haya. Avanzando media columna por el llano entre el barranco de Fersit y el barranco de Buhafora.
El convoy entró en la posición de Benítez a las once y media.
Primeramente el enemigo no hostilizó mucho, arreciando el fuego después y viéndose que el enemigo se precipitaba a ocupar las alturas que iban dejando nuestras fuerzas en su avance. Ante el empuje del enemigo, las fuerzas regulares atacaron a la bayoneta. En algunos momentos caían infinidad de proyectiles en todas direcciones sobre nuestras fuerzas. Entonces el comandante de regulares de Melilla, señor Frías, por hallarse heridos todos su oficiales, tuvo que cargar con la bayoneta al mando de catorce soldados, batiéndose con gran heroísmo. En todo momento, nuestras tropas, poseídas de entusiasmo, vitoreaban a España.
Cuando el convoy se hallaba cerca de Benítez, intervinieron las fuerzas del tercio, ayudando a los regulares y haciendo más fácil el acceso al convoy.
Un numeroso grupo de rebeldes, situado en el barranco cerca de la posición de Benítez, hizo retroceder a nuestras fuerzas.
Los batallones de San Marcial y de La Princesa se comportaron excelentemente, demostrando gran espíritu. En algunos momentos, el enemigo, falto de armas, se batió con piedras.
El comandante Frías retiró un soldado herido cuando intentaba retirar la cartuchera a otro soldado que acababa de expirar. El comandante Frías recibió dos balazos, hiriéndole menos grave. El teniente coronel Valenzuela murió en el ataque a la bayoneta frente a sus legionarios. Murió al quinto asalto después de arengar a sus legionarios. Valenzuela en dichos momentos, tenía su gorro en la mano, empuñando en la otra su pistola…”.
Momentos más tarde, caería el bravo Alférez D. Pablo Sendra Font, que con su intervención al frente de su sección, formada por veinte legionarios, evitó que los rifeños se llevaran el cadáver del Teniente Coronel Jefe del Tercio, D. Rafael de Valenzuela y Urzaiz, resultando dicho oficial muy gravemente herido en dicha lucha, heridas a resulta de las cuales, finaría a la mañana siguiente día 6 de junio en la enfermería de Dar-Drius.
Cae el Alférez Sendra (1)
Bajo el título “…Otro episodio glorioso…”, el diario “El Telegrama del Rif” del día 9 de junio de 1923, daba a conocer como murió el Alférez legionario D. Pablo Sendra Font, al frente de una sección, de forma valiente, al defender el cuerpo sin vida, inerte, del bravo Teniente Coronel Valenzuela, en evitación de que los rifeños se lo llevaran. Según narró un legionario herido en aquel combate, los hechos, tuvieron lugar de la siguiente forma (textual):
“…Uno de los heridos del Tercio, en el combate del día 5, nos ha referido un nuevo episodio, en el que se cubrieron de gloria el bravo alférez del Tercio Sendra y veinte legionarios a sus órdenes.
Acaeció el hecho al que hacemos referencia, en los momentos mimbados por el supremo resplandor de la gloria, en que el heroico teniente coronel del Tercio, Valenzuela, caía mortalmente herido, haciendo la generosa ofrenda de su vida en el altar de la Patria.
Muertos el bravo jefe y los cuatro camilleros, también del Tercio, que habían acudido a recoger el cadáver del glorioso Valenzuela, los rifeños, ensoberbecidos, trataron de apoderarse de los sagrados restos del heroico militar español, y entonces, un alférez del Tercio, el alférez Sendra, al mando de una sección de veinte legionarios, como él, valientes, como él, audaces, no vacilaron en avanzar, con sublíme arrojo, hasta luchar cuerpo a cuerpo con los rebeldes que no veían conseguido su propósito de apoderarse del cadáver del heroico jefe del Tercio.
Los rebeldes, superiores en número, hubieron de abandonar aquel lugar, al ver que otros legionarios acudían al que era sagrado lugar, porque allí estban los restos de Valenzuela.
Junto a este cadáver quedaron también, los del alférez Sendra y unos veinte legionarios, nuevos mártires de la Patria…”
“In memoriam” por el Alférez Sendra y sus Caballeros Legionarios (1)
Se publicó también en el rotativo melillense citado, firmado por F. de las Cuevas, un recuerdo en homenaje a la sección del Alférez Sendra, caída en defensa del cuerpo del Jefe del Tercio D. Rafael de Valenzuela Urzaiz, que bajo el título “…La leyenda revive, la guardia de honor de Valenzuela. A la Sección del Alférez Sendra, homenaje póstumo de admiración…”. Dicho homenaje, fue (textual):
“…La leyenda revive como en los tiempos heroicos. En los campos anegados de luz por el sol africano, como en bruñido cuartel de oro, el Tercio graba con la sangre de sus soldados, emblemas de gloria para la Patria.
En la lucha cruenta e implacable llega el momento culminante, sublime, en que se precisa el esfuerzo sobrehumano que impulsa los espíritus y los cuerpos a dar vida a la leyenda. Una barrera formidable se opone a la comunicación de hermano con hermano; más allá de ella en las alturas, unos puñados de españoles, vanguardia de nuestro honor y de nuestro derecho, esperan anhelantes el auxilio de los que, desde el llano, han de prooverles de los elementos que son imprescindibles para conservar sus vidas, y con ellas el honor de la Nación y de la raza.
Estos, avanzan por lomas y barrancos dando pecho al enemigo que, protegido por los accidentes del terreno, siembra la muerte en nuestras filas, con la esperanza de coronar la muralla, que él considera inexpugnable, con los despojos sangrientos de nuestros heroicos soldados.
Sobre el oro de la tierra, flameante de luz, el rojo de la sangre, brinda a la admiración de los cielos la bandera de España, que en pliegues caprichosos cubre el campo de batalla, como una alfombra de doradas mieses salpicadas de amapolas.
La resistencia es formidable; una lluvia de plomo dobla a los combatientes, como el granizo a los tallos de las plantas.
Donde el metálico sonido de las cornetas no alcanza al oído de las legiones de Iberia, se hace escuchar por todos, la voz vibrante del Jefe del Tercio que destacando su figura recia y arrogante, entre el asombro de propios y extraños, lanza como un rugido de la Legión los vivas de reglamento, y ofrece el pecho henchido de valor y la frente augusta y soberana llena de ideales y nobles pensamientos, a la Implacable que siega sus vidas, ignorante del valor de cada una de ellas.
Sus soldados, como miembros del mismo cuerpo y partes de su propio espíritu, con el arma blanca y acerada, que es, en las manos crispadas, ariete formidable de destrucción para la guerra, útil fecundo de trabajo en la paz, arrollan, destrozan y derrumban la muralla que el odio y la ignorancia quiso oponer a nuestro paso civilizador, con el tenebroso designio de hundir en la ignominia nuestro prestigio, como pueblo y como raza.
El cuerpo en tierra, de Valenzuela, crece ante las pupilas dilatadas de sus huestes, como túmulo gigante erigido en aquel momento, en la tierra inhóspita, a la grandeza y dolor de España. Él, es el amparo de los que en las alturas esperan anhelantes los elementos que les precisan para conservar inmaculado nuestro prestigio.
El combate decae; el convoy llega a su destino, los objetivos se cumplen: los pechos se dilatan a la hora del triunfo. El enemigo rueda maltrecho por barrancos y cañadas en busca del amparo que les da la distancia.
Todos los soldados que lucharon bajo las banderas de España, saldaron con entusiasmo su deuda de buenos hijos. A todos les alcanza la satisfacción del deber cumplido y de la gloria; pero aquellos que constituyeron el cuerpo de esa alma que se llamó en la tierra Valenzuela, no quieren que entre sin honores en las regiones de la inmortalidad.
De las fuerzas desechas del Tercio surge la sección del Alférez Sendra, que en último homenaje de admiración y de adhesión a su jefe, se inmola íntegra, completa, ante su cadáver, y en correcta formación militar, de cuatro en cuatro, van desprendiéndose los espíritus de los cuerpos, dando guardia de honor en su triunfal carrera por los indefinidos espacios del más allá de la vida, para gritar hasta en los umbrales de la Gloria: ¡Paso a nuestro Teniente coronel!, ¡Paso al jefe del Tercio de la Muerte!, ¡Paso y acatamiento a España, a su Ejército y a la Legión!...”
Sepelio de D. Pablo Sendra Font (1)
Todo y que sus restos descansan en el panteón familiar del camposanto de la localidad costera de Vilanova i la Geltrú, en Barcelona, incialmente, D. Pablo Sendra Font, el 8 de junio de 1923, recibió cristiana sepultura en Melilla junto a otro oficial legionario caído heroicamente en combate el 5 de junio, el Alférez Saénz Perea, siendo presidido por el Coronel del Regimiento de Melilla, Gómez Morato y el Comandante del Tercio D. Lucas Mercader. La prensa hizo eco del entierro y se dio a conocer el ya mentado anteriormente, “Telegrama del Rif”, en la forma siguiente (textual):
“…Ayer mañana a las diez, se verificó en el cementerio de la Purísima Concepción el sepelio de los alféreces del Tercio señores Saénz Perea y Sendra, que murieron heroicamente en el brillante combate del pasado día 5.
El fúnebre acto fue presidido por el coronel del Regimiento de Melilla, jefe de la columna de choque, que tan valerosamente se ha comportado en los pasados combates, señor Gómez Morato, y el comandante del Tercio señor Lucas Mercader, que llegó procedente de la posición de Benítez.
Los féretros que guardaban los restos de los citados oficiales fueron envueltos en la bandera nacional.
La Legión ofrendóles coronas, con sentidísimas dedicatorias.
En el momento de dar sepultura a los cadáveres, el coronel Gómez Morato, pronunció las siguientes vibrantes palabras:
“Yo os despido en nombre de la legión y de todo el Ejército. Os doy un adiós en su nombre. Vuestro recuerdo perdurará siempre en nuestra memoria. Habéis muerto gloriosamente, excediéndoos en el cumplimiento de vuestro deber, escribiendo una de las más bellas páginas de gloria en el historial del Ejército español. Que Dios os acoja y entréis en la Gloria que bien la mereceis por vuestro comportamiento. ¡Viva España!, ¡Viva el Rey!, ¡Viva la Legión!”.
Después el coronel Gómez Morato trasladóse al lugar donde recibió tierra el cadáver del legionario Francisco Vázquez expresándose en los siguientes o parecidos términos:
“Enterramos a un compañero vuestro y sabeis que lo hacemos con el mismo cariño y sentimiento que acabamos de hacerlo con vuestros oficiales. Gritad conmigo: ¡Viva España!, ¡Viva el Rey!, ¡Viva la Legión!”. Fue un acto en extremo emocionante…”
Regresó a Dar Drius, el 23 de octubre. Tres días más tarde, el 26, salía de nuevo en acción de guerra integrado en la Columna del General Ruíz Trillo, esta vez para tomar y ocupar Tafersit y Buhafora. Apenas finalizó la misma que dos días después, el 28 de octubre, asiste a la ocupación y fortificación de varias posiciones en el collado de Tizzi-Assa, donde quedaría destacado en la posición principal, hasta que el primero de noviembre se relevó a su Bandera por parte del Regimiento de Infantería “Inmemorial del Rey”, núm.1, marchando acto seguido al campamento de Bufahora.
Tizzi-Assa (2)
A partir de ahora, Tizzi-Assa, es ya un nombre vinculado al Alférez Sendra y no por hallarse en las cercanías del mismo sino porque sus acciones militares, siempre irán vinculadas al mismo.
El día 7 de noviembre, sale a proteger a un convoy a Tizzi-Assa y Benítez, regresando a Buhafora sin novedad. El 25 de ese mes, sufre un intenso ataque el campamento español de Buhafora, por parte de los rifeños, siendo el mismo rechazado. El 1 de diciembre vuelve a salir su Bandera en apoyo de la Harca amiga en la protección de un convoy a Tizzi-Assa. Otro convoy con el mismo destino es protegido por la Bandera con Franco al frente, sosteniendo fuego con el enemigo el día 18 y de nuevo otro convoy cutro días después, en fecha 22 de diciembre.
Un “impas” entre los días 11 y 14 de enero de 1923 en que la Bandera, se traslada al campamento de Dar Drius para asistir a la imposición de la Medalla Militar el día 12, al que había sido hasta entonces comandante del Tercio, D. Francisco Franco Bahamonde. Tras este acto, la Bandera, regresó de nuevo a Buhafora, donde se dedicó a la protección de convoyes, de construcciones de caminos, relevos de fuerzas en las posiciones avanzadas, así hasta el día 3 mayo en que el Alférez D. Pablo Sendra Font, debe partir a Melilla, donde quedará ingresado por enfermedad en el Hospital Militar hasta el 15 de abril de 1923 en que se incorporará de nuevo a su bandera en Buhafora, no obstante, regresó en compañía de su Bandera a Melilla el 25 de ese mes, quedando acampado en Sidi Guariach hasta el 15 de mayo en que marcharon esta vez a Tafersit.
Una vez en Tafersit, tomó parte bajo las órdenes del Coronel D. Agustín Gómez Morato en las operaciones habidas los días 28, 29 y 31 de el mentado mes de mayo y que tuvieron lugar en las inmediaciones de Tizzi-Assa para vencer la tenaz resistencia que ofrecían los rifeños al paso de convoyes en los puestos avanzados del sector, acciones en las que de nuevo resultará mortalmente herido el 5 de junio y que evacuado a la enfermería de Dar Drius, nada se pudo hacer por salvar su vida, falleciendo a consecuencia de las heridas recibidas el día 6 de ese mismo mes. Iba a cumplir 22 años.
¿Qué pasó en Tizzi-Assa aquel 5 de junio de 1923? (4)
Según publicaba La Vanguardia de Barcelona, el 7 de junio de 1923, los combates de Tizzi-Assa, fueron consecuencia de la continua hostilización de las fuerzas rifeñas hacia los convoyes que abastecían aquellas posiciones y que tenían serios problemas para arribar a ellas. Dicha noticia, decía lo siguiente (textual) (4), bajo el título “…De Marruecos. La operación de Tizzi Assa. Detalles…”
“…Melilla 6, 15. Con objeto de aprovisionar las posiciones del sector de Tizi Asa, dispuso acertadamente el mando que se efectuara una operación para batir a los rebeldes que suelen concentrarse en aquellas barrancadas, hostilizando frecuentemente.
A dicho efecto organizaronse diversas columnas mandadas por el coronel Fernández Pérez. Tomaron parte la columna mandada por el coronel don Alberto Coronel, otra columna mandada por el coronel Gómez Morato , otra mandada por el coronel Morales, otra de reserva y otra de observación. Una de ellas iba mandada por el coronel Ruíz Portal.
Sabése que mediada la tarde del lunes el coronel Fernández Pérez, dirigió una vibrante alocución, diciéndoles a los soldados:
“Hoy me hago cargo de las columnas que mañana operarán. Ante todo, he de comunicaros que mañana iremos a Tizi Asa. Tengo la seguridad de que iremos por el espíritu que reina entre vosotros. Mañana será un día grande para el Ejército y para España”.
Las tropas respondieron vitoreando a España.
Después, hablando el coronel Fernández Pérez con los oficiales, les decía que se le había honrado mucho encargándole del mando de las columnas que iban a operar.
Sabénse los siguientes detalles de la operación. A media noche pusiéronse en movimiento las fuerzas, llegando al clarear el día a la antigua posición de Hamuda, ocupando cada columna la posición que se le había designado.
La mandada por el coronel Gómez Morato era la que debía llevar el convoy a Tizi Asa, marchando también para evitar que los rebeldes ocuparan las barrancadas; la columna del coronel Morales.
Primeramente la columna mandada por el coronel don Alfredo Coronel, llevando las harkas amigas, un tabor de regulares y fuerzas del gum, subió sin seria resistencia a la loma situada al este de Peña Taurda (Peña Tahuarda), constituyendo así el flanco derecho de la extensa línea de combate.
La columna del coronel Gómez Morato, que llevaba a la vanguardia dos banderas del tercio al mando de su teniente coronel señor Valenzuela, dejó a la izquierda el campamento de Buhafora, atravesando los barrancos y llegando hasta Peña Taurda (Peña Tahuarda) sin tiros.
La columna del coronel Ruíz Porta, siguió el camino antiguo del poblado de Buhafora, entablando contacto con el enemigo. Esta columna llevaba carros de asalto, artillería e infantería.
La columna del coronel Morales se subdividió en dos partes: una subió a Sidi Talhha y Sidi Haya. Avanzando media columna por el llano entre el barranco de Fersit y el barranco de Buhafora.
El convoy entró en la posición de Benítez a las once y media.
Primeramente el enemigo no hostilizó mucho, arreciando el fuego después y viéndose que el enemigo se precipitaba a ocupar las alturas que iban dejando nuestras fuerzas en su avance. Ante el empuje del enemigo, las fuerzas regulares atacaron a la bayoneta. En algunos momentos caían infinidad de proyectiles en todas direcciones sobre nuestras fuerzas. Entonces el comandante de regulares de Melilla, señor Frías, por hallarse heridos todos su oficiales, tuvo que cargar con la bayoneta al mando de catorce soldados, batiéndose con gran heroísmo. En todo momento, nuestras tropas, poseídas de entusiasmo, vitoreaban a España.
Cuando el convoy se hallaba cerca de Benítez, intervinieron las fuerzas del tercio, ayudando a los regulares y haciendo más fácil el acceso al convoy.
Un numeroso grupo de rebeldes, situado en el barranco cerca de la posición de Benítez, hizo retroceder a nuestras fuerzas.
Los batallones de San Marcial y de La Princesa se comportaron excelentemente, demostrando gran espíritu. En algunos momentos, el enemigo, falto de armas, se batió con piedras.
El comandante Frías retiró un soldado herido cuando intentaba retirar la cartuchera a otro soldado que acababa de expirar. El comandante Frías recibió dos balazos, hiriéndole menos grave. El teniente coronel Valenzuela murió en el ataque a la bayoneta frente a sus legionarios. Murió al quinto asalto después de arengar a sus legionarios. Valenzuela en dichos momentos, tenía su gorro en la mano, empuñando en la otra su pistola…”.
Momentos más tarde, caería el bravo Alférez D. Pablo Sendra Font, que con su intervención al frente de su sección, formada por veinte legionarios, evitó que los rifeños se llevaran el cadáver del Teniente Coronel Jefe del Tercio, D. Rafael de Valenzuela y Urzaiz, resultando dicho oficial muy gravemente herido en dicha lucha, heridas a resulta de las cuales, finaría a la mañana siguiente día 6 de junio en la enfermería de Dar-Drius.
Cae el Alférez Sendra (1)
Bajo el título “…Otro episodio glorioso…”, el diario “El Telegrama del Rif” del día 9 de junio de 1923, daba a conocer como murió el Alférez legionario D. Pablo Sendra Font, al frente de una sección, de forma valiente, al defender el cuerpo sin vida, inerte, del bravo Teniente Coronel Valenzuela, en evitación de que los rifeños se lo llevaran. Según narró un legionario herido en aquel combate, los hechos, tuvieron lugar de la siguiente forma (textual):
“…Uno de los heridos del Tercio, en el combate del día 5, nos ha referido un nuevo episodio, en el que se cubrieron de gloria el bravo alférez del Tercio Sendra y veinte legionarios a sus órdenes.
Acaeció el hecho al que hacemos referencia, en los momentos mimbados por el supremo resplandor de la gloria, en que el heroico teniente coronel del Tercio, Valenzuela, caía mortalmente herido, haciendo la generosa ofrenda de su vida en el altar de la Patria.
Muertos el bravo jefe y los cuatro camilleros, también del Tercio, que habían acudido a recoger el cadáver del glorioso Valenzuela, los rifeños, ensoberbecidos, trataron de apoderarse de los sagrados restos del heroico militar español, y entonces, un alférez del Tercio, el alférez Sendra, al mando de una sección de veinte legionarios, como él, valientes, como él, audaces, no vacilaron en avanzar, con sublíme arrojo, hasta luchar cuerpo a cuerpo con los rebeldes que no veían conseguido su propósito de apoderarse del cadáver del heroico jefe del Tercio.
Los rebeldes, superiores en número, hubieron de abandonar aquel lugar, al ver que otros legionarios acudían al que era sagrado lugar, porque allí estban los restos de Valenzuela.
Junto a este cadáver quedaron también, los del alférez Sendra y unos veinte legionarios, nuevos mártires de la Patria…”
“In memoriam” por el Alférez Sendra y sus Caballeros Legionarios (1)
Se publicó también en el rotativo melillense citado, firmado por F. de las Cuevas, un recuerdo en homenaje a la sección del Alférez Sendra, caída en defensa del cuerpo del Jefe del Tercio D. Rafael de Valenzuela Urzaiz, que bajo el título “…La leyenda revive, la guardia de honor de Valenzuela. A la Sección del Alférez Sendra, homenaje póstumo de admiración…”. Dicho homenaje, fue (textual):
“…La leyenda revive como en los tiempos heroicos. En los campos anegados de luz por el sol africano, como en bruñido cuartel de oro, el Tercio graba con la sangre de sus soldados, emblemas de gloria para la Patria.
En la lucha cruenta e implacable llega el momento culminante, sublime, en que se precisa el esfuerzo sobrehumano que impulsa los espíritus y los cuerpos a dar vida a la leyenda. Una barrera formidable se opone a la comunicación de hermano con hermano; más allá de ella en las alturas, unos puñados de españoles, vanguardia de nuestro honor y de nuestro derecho, esperan anhelantes el auxilio de los que, desde el llano, han de prooverles de los elementos que son imprescindibles para conservar sus vidas, y con ellas el honor de la Nación y de la raza.
Estos, avanzan por lomas y barrancos dando pecho al enemigo que, protegido por los accidentes del terreno, siembra la muerte en nuestras filas, con la esperanza de coronar la muralla, que él considera inexpugnable, con los despojos sangrientos de nuestros heroicos soldados.
Sobre el oro de la tierra, flameante de luz, el rojo de la sangre, brinda a la admiración de los cielos la bandera de España, que en pliegues caprichosos cubre el campo de batalla, como una alfombra de doradas mieses salpicadas de amapolas.
La resistencia es formidable; una lluvia de plomo dobla a los combatientes, como el granizo a los tallos de las plantas.
Donde el metálico sonido de las cornetas no alcanza al oído de las legiones de Iberia, se hace escuchar por todos, la voz vibrante del Jefe del Tercio que destacando su figura recia y arrogante, entre el asombro de propios y extraños, lanza como un rugido de la Legión los vivas de reglamento, y ofrece el pecho henchido de valor y la frente augusta y soberana llena de ideales y nobles pensamientos, a la Implacable que siega sus vidas, ignorante del valor de cada una de ellas.
Sus soldados, como miembros del mismo cuerpo y partes de su propio espíritu, con el arma blanca y acerada, que es, en las manos crispadas, ariete formidable de destrucción para la guerra, útil fecundo de trabajo en la paz, arrollan, destrozan y derrumban la muralla que el odio y la ignorancia quiso oponer a nuestro paso civilizador, con el tenebroso designio de hundir en la ignominia nuestro prestigio, como pueblo y como raza.
El cuerpo en tierra, de Valenzuela, crece ante las pupilas dilatadas de sus huestes, como túmulo gigante erigido en aquel momento, en la tierra inhóspita, a la grandeza y dolor de España. Él, es el amparo de los que en las alturas esperan anhelantes los elementos que les precisan para conservar inmaculado nuestro prestigio.
El combate decae; el convoy llega a su destino, los objetivos se cumplen: los pechos se dilatan a la hora del triunfo. El enemigo rueda maltrecho por barrancos y cañadas en busca del amparo que les da la distancia.
Todos los soldados que lucharon bajo las banderas de España, saldaron con entusiasmo su deuda de buenos hijos. A todos les alcanza la satisfacción del deber cumplido y de la gloria; pero aquellos que constituyeron el cuerpo de esa alma que se llamó en la tierra Valenzuela, no quieren que entre sin honores en las regiones de la inmortalidad.
De las fuerzas desechas del Tercio surge la sección del Alférez Sendra, que en último homenaje de admiración y de adhesión a su jefe, se inmola íntegra, completa, ante su cadáver, y en correcta formación militar, de cuatro en cuatro, van desprendiéndose los espíritus de los cuerpos, dando guardia de honor en su triunfal carrera por los indefinidos espacios del más allá de la vida, para gritar hasta en los umbrales de la Gloria: ¡Paso a nuestro Teniente coronel!, ¡Paso al jefe del Tercio de la Muerte!, ¡Paso y acatamiento a España, a su Ejército y a la Legión!...”
Sepelio de D. Pablo Sendra Font (1)
Todo y que sus restos descansan en el panteón familiar del camposanto de la localidad costera de Vilanova i la Geltrú, en Barcelona, incialmente, D. Pablo Sendra Font, el 8 de junio de 1923, recibió cristiana sepultura en Melilla junto a otro oficial legionario caído heroicamente en combate el 5 de junio, el Alférez Saénz Perea, siendo presidido por el Coronel del Regimiento de Melilla, Gómez Morato y el Comandante del Tercio D. Lucas Mercader. La prensa hizo eco del entierro y se dio a conocer el ya mentado anteriormente, “Telegrama del Rif”, en la forma siguiente (textual):
“…Ayer mañana a las diez, se verificó en el cementerio de la Purísima Concepción el sepelio de los alféreces del Tercio señores Saénz Perea y Sendra, que murieron heroicamente en el brillante combate del pasado día 5.
El fúnebre acto fue presidido por el coronel del Regimiento de Melilla, jefe de la columna de choque, que tan valerosamente se ha comportado en los pasados combates, señor Gómez Morato, y el comandante del Tercio señor Lucas Mercader, que llegó procedente de la posición de Benítez.
Los féretros que guardaban los restos de los citados oficiales fueron envueltos en la bandera nacional.
La Legión ofrendóles coronas, con sentidísimas dedicatorias.
En el momento de dar sepultura a los cadáveres, el coronel Gómez Morato, pronunció las siguientes vibrantes palabras:
“Yo os despido en nombre de la legión y de todo el Ejército. Os doy un adiós en su nombre. Vuestro recuerdo perdurará siempre en nuestra memoria. Habéis muerto gloriosamente, excediéndoos en el cumplimiento de vuestro deber, escribiendo una de las más bellas páginas de gloria en el historial del Ejército español. Que Dios os acoja y entréis en la Gloria que bien la mereceis por vuestro comportamiento. ¡Viva España!, ¡Viva el Rey!, ¡Viva la Legión!”.
Después el coronel Gómez Morato trasladóse al lugar donde recibió tierra el cadáver del legionario Francisco Vázquez expresándose en los siguientes o parecidos términos:
“Enterramos a un compañero vuestro y sabeis que lo hacemos con el mismo cariño y sentimiento que acabamos de hacerlo con vuestros oficiales. Gritad conmigo: ¡Viva España!, ¡Viva el Rey!, ¡Viva la Legión!”. Fue un acto en extremo emocionante…”
Panteón de la familia Sendres, en Vilanova i la Geltrú (Barcelona), donde reposan los restos del heroico Alférerz legionario D. Pablo Sendra Font
Sus restos, fueron embarcados para Barcelona el 24 de septiembre de 1929 en Melilla, para recibir definitiva sepultura en Vilanova i la Geltrú, entonces un pueblecito costero en el litoral catalán en la provincia de Barcelona. (3).
Medalla de Sufrimientos por la Patria pensionada para el Alférez del Tercio de Extranjeros, D. Pablo Sendra Font (6)
D. Pablo Sendra Font, fue recompensado con la Medalla de Sufrimientos por la Patria a resultas de las heridas que le causaron la muerte, al día siguiente después de haber participado en el combate de Tizzi-Assa el 5 de junio de 1923. Aún y así, dicha concesión, topó con algún impedimento que otro ya que equiparando el caso con el de otro oficial fallecido a resultas de las heridas recibidas, horas después, al parecer, se trataba de averiguar para ser dicha condecoración concedida si se sobrevivió o no a las 24 horas inmediatas, cosa que quedo demostrada y siendo no obstante otorgada finalmente. Dicho expediente citaba (textual):
27 de agosto de 1924
“…El General en Jefe del ejército de España en África, con escrito de 6 de agosto de 1924, cursa documentada propuesta de Medalla de Sufrimientos por la Patria, pensionada a favor del alférez de Infª fallecido D. Pablo Sendras Font.
Examinada dicha propuesta resulta que, perteneciendo el expresado oficial al Tercio de Extranjeros, fue herido por el enemigo en el combate de Tizzi Aza (Melilla) el día 5 de unió de 1923, y que falleció al día siguiente. Habiendo sido calificadas sus lesiones de graves.
Se trata de un caso análogo al del capitán de Infantería D. Isidoro Quiroga Jordá que, con R.O. de 17 de julio ppdº (pasado) se ha remitido a informe del Consejo Supremo de Guerra y Marina, por no estar aclarado si dicho capitán falleció antes o después de las 24 horas de ser herido; pues en el primer caso no podría otorgársele la Medalla para que fue propuesto. Por haber informado en tal sentido el referido Alto Cuerpo en el expediente de D. Julio Argüello Brage también fallecido.
En su vista puede dejarse en suspenso este expediente hasta que se reciba informe pedido en el del capitán Quiroga…”
07 de marzo de 1925
“…presente expediente, según nota de 27 de agosto de 1924, quedó subordinado al informe que, en el caso análogo del capitán de Infª D. Isidoro Quiroga, emitiese el Consejo Supremo de Guerra y Marina, y como este Alto Cuerpo, en vista de antecedentes que, sin duda, existirán en el mismo, ha informado dicho caso en el sentido de que procede a otorgar la Medalla de Sufrimientos por la Patria pensionada por constar que el capitán Quiroga fue herido a las 10 de la mañana de un día, falleciendo a las 16 del día siguiente, el Negociado entiende que en el presente expediente conviene averiguar si el alférez Sendras sobrevivió 24 horas a su herida, y a tale efecto, procede a pedir antecedentes al General en Jefe del Ejército de España en África…”
21 de mayo de 1925
“…El General en Jefe del Ejército de España en África, con escrito de 21 de mayo de 1925. Contesta la R.O. de 12 de marzo último manifestando que el alférez de Infª D. Pablo Sendras Font, a quien se refiere este expediente, fue herido el día 5 de junio de 1923, entre las 8 y 9 de la mañana, falleciendo en la enfermería de Dar Drius a las 15 horas del día siguiente….”
14 de junio de 1925
“…Habiendo aquel oficial sobrevivido más de 24 horas a su herida, el Negociado, dando aquí por reproducido, cuanto expuso en sus notas de 27 de agosto y 7 de marzo últimos, entiende que puede concedérsele la Medalla para que fue propuesto, con la pensión de 30 pesetas correspondientes a los dos días antes aludidos, y la indemnización de 875 pesetas (25% del sueldo que disfrutaba), en total 905 pesetas, como comprendido en el caso c) del artículo 5º de la ley de 7 de julio de 1921 (D.O. nº 151), no proponiendo pase este expediente al Directorio Militar, en virtud de lo acordado en 25 de junio de 1924 en el del comandante de Infantería D. Felipe Figuera y otros heridos por el enemigo propuestos para aquella Medalla…”
Otros oficiales heridos en los combates del 5 de junio de 1923 y por aquellas fechas (5):
Teniente Coronel Jefe de Aviación, D. Alfredo Kindelán y Duany. Herido en el cuello a media mañana del 7 de junio mientras volaba como observador, en un avión pilotado por el Capitán Llorente.
Capitán Carrillo, en un violento aterrizaje, herido leve en un pie.
Capitán de Navarra, D. Mariano Pinilla, ingresado en el Hospital de Docker en Melilla.
Alférez del Tercio, D. Santiago Tenorio, ingresado en el Hospital de Docker en Melilla.
Practicante Militar, D. Pedro Rodríguez, ingresado en el Hospital de Docker en Melilla.
Comandante Frías, ingresado en el Hospital de la Cruz Roja de Melilla.
Capitán de Regulares de Melilla, D. Sampedro, ingresado en el Hospital de la Cruz Roja de Melilla.
Capitán de Regulares de Melilla, Giménez, ingresado en el Hospital de la Cruz Roja de Melilla.
Capitán de Regulares de Melilla, Canillo, ingresado en el Hospital de la Cruz Roja de Melilla.
Capitán de Regulares de Melilla, Larrea, ingresado en el Hospital de la Cruz Roja de Melilla.
Teniente Santos, ingresado en el Hospital de la Cruz Roja de Melilla.
Teniente Segalerva, ingresado en el Hospital de la Cruz Roja de Melilla.
Teniente Roa, ingresado en el Hospital de la Cruz Roja de Melilla.
Teniente Perea, ingresado en el Hospital de la Cruz Roja de Melilla.
Teniente Carbonell, ingresado en el Hospital de la Cruz Roja de Melilla.
Teniente Rivas, ingresado en el Hospital de la Cruz Roja de Melilla.
Teniente Subiran, ingresado en el Hospital de la Cruz Roja de Melilla. En estado muy grave.
Teniente Royo, ingresado en el Hospital de la Cruz Roja de Melilla.
Teniente Torres, ingresado en el Hospital de la Cruz Roja de Melilla.
Caídes de Nador, heridos graves.
Caídes de Lahanen, heridos graves.
Teniente Cea, de la policía indígena, herido grave.
Capitán de Regulares de Alhucemas, Chacón, herido grave.
Capitán de Regulares de Alhucemas, Fernández Cordón, herido grave.
Teniente de Regulares de Alhucemas, Vara del Rey, herido grave.
Alférez de Regulares de Alhucemas, Velarde, herido grave.
Alférez de Regulares de Alhucemas, Toll, herido grave.
Comandante de Regulares de Alhucemas, Velasco, muerto.
Nota:
En la Hoja de Servicios del Alférez D. Pablo Sendra Font aparece anotado su apellido como Sendras y en el cementerio de Vilanova i la Geltrú (Barcelona), la lápida que cubre el panteón donde reposa, aparece el apellido Sendres. En la prensa de la época, figura como Sendra.
Fuentes:
(1). “El Telegrama del Rif”, Diario ajeno a la política , defensor de los intereses de España en Marruecos, núm. 7.991, Melilla, 9 de junio de 1923,
(2). “Hoja de Servicios del Arma de Infantería”, 7ª Subdivisión, Servicios, vicisitudes, guarniciones, campañas y acciones en que se ha hallado, correspondientes al Alférez de Infantería del Tercio de Extranjeros, D. Pablo Sendra Font. (Archivo General Militar de Segovia).
(3). “ABC”, Madrid, edición de la mañana, pág. 30, Madrid, miércoles 25 de septiembre de 1929.
(4, (5)). “La Vanguardia”, Barcelona a 7 de junio de 1923.
(6). “Hoja de Servicios del Arma de Infantería”, correspondiente al Alférez de Infantería del Tercio de Extranjeros, D. Pablo Sendra Font, Archivo General Militar de Segovia.
(7) “Gaceta de Madrid”, núm. 3, pág.92, Madrid, 3 de enero de 1936.
Cartel de Alistamiento en la Legión y litografía a color de la misma, obtenidos a través del buscador de imágenes de Windows en Internet.
(8). Fotografía del Panteón de la familia Sendres donde reposan los restos del heroico Alférez Sendra, efectuada por el autor, Hans Nicolás i Hungerbühler.
(9). “Junio de 1923, llora España. Cae el Jefe Legionario”, por D.Javier Martí, publicado en Internet.
Hans Nicolás i Hungerbühler
Sus restos, fueron embarcados para Barcelona el 24 de septiembre de 1929 en Melilla, para recibir definitiva sepultura en Vilanova i la Geltrú, entonces un pueblecito costero en el litoral catalán en la provincia de Barcelona. (3).
Medalla de Sufrimientos por la Patria pensionada para el Alférez del Tercio de Extranjeros, D. Pablo Sendra Font (6)
D. Pablo Sendra Font, fue recompensado con la Medalla de Sufrimientos por la Patria a resultas de las heridas que le causaron la muerte, al día siguiente después de haber participado en el combate de Tizzi-Assa el 5 de junio de 1923. Aún y así, dicha concesión, topó con algún impedimento que otro ya que equiparando el caso con el de otro oficial fallecido a resultas de las heridas recibidas, horas después, al parecer, se trataba de averiguar para ser dicha condecoración concedida si se sobrevivió o no a las 24 horas inmediatas, cosa que quedo demostrada y siendo no obstante otorgada finalmente. Dicho expediente citaba (textual):
27 de agosto de 1924
“…El General en Jefe del ejército de España en África, con escrito de 6 de agosto de 1924, cursa documentada propuesta de Medalla de Sufrimientos por la Patria, pensionada a favor del alférez de Infª fallecido D. Pablo Sendras Font.
Examinada dicha propuesta resulta que, perteneciendo el expresado oficial al Tercio de Extranjeros, fue herido por el enemigo en el combate de Tizzi Aza (Melilla) el día 5 de unió de 1923, y que falleció al día siguiente. Habiendo sido calificadas sus lesiones de graves.
Se trata de un caso análogo al del capitán de Infantería D. Isidoro Quiroga Jordá que, con R.O. de 17 de julio ppdº (pasado) se ha remitido a informe del Consejo Supremo de Guerra y Marina, por no estar aclarado si dicho capitán falleció antes o después de las 24 horas de ser herido; pues en el primer caso no podría otorgársele la Medalla para que fue propuesto. Por haber informado en tal sentido el referido Alto Cuerpo en el expediente de D. Julio Argüello Brage también fallecido.
En su vista puede dejarse en suspenso este expediente hasta que se reciba informe pedido en el del capitán Quiroga…”
07 de marzo de 1925
“…presente expediente, según nota de 27 de agosto de 1924, quedó subordinado al informe que, en el caso análogo del capitán de Infª D. Isidoro Quiroga, emitiese el Consejo Supremo de Guerra y Marina, y como este Alto Cuerpo, en vista de antecedentes que, sin duda, existirán en el mismo, ha informado dicho caso en el sentido de que procede a otorgar la Medalla de Sufrimientos por la Patria pensionada por constar que el capitán Quiroga fue herido a las 10 de la mañana de un día, falleciendo a las 16 del día siguiente, el Negociado entiende que en el presente expediente conviene averiguar si el alférez Sendras sobrevivió 24 horas a su herida, y a tale efecto, procede a pedir antecedentes al General en Jefe del Ejército de España en África…”
21 de mayo de 1925
“…El General en Jefe del Ejército de España en África, con escrito de 21 de mayo de 1925. Contesta la R.O. de 12 de marzo último manifestando que el alférez de Infª D. Pablo Sendras Font, a quien se refiere este expediente, fue herido el día 5 de junio de 1923, entre las 8 y 9 de la mañana, falleciendo en la enfermería de Dar Drius a las 15 horas del día siguiente….”
14 de junio de 1925
“…Habiendo aquel oficial sobrevivido más de 24 horas a su herida, el Negociado, dando aquí por reproducido, cuanto expuso en sus notas de 27 de agosto y 7 de marzo últimos, entiende que puede concedérsele la Medalla para que fue propuesto, con la pensión de 30 pesetas correspondientes a los dos días antes aludidos, y la indemnización de 875 pesetas (25% del sueldo que disfrutaba), en total 905 pesetas, como comprendido en el caso c) del artículo 5º de la ley de 7 de julio de 1921 (D.O. nº 151), no proponiendo pase este expediente al Directorio Militar, en virtud de lo acordado en 25 de junio de 1924 en el del comandante de Infantería D. Felipe Figuera y otros heridos por el enemigo propuestos para aquella Medalla…”
Otros oficiales heridos en los combates del 5 de junio de 1923 y por aquellas fechas (5):
Teniente Coronel Jefe de Aviación, D. Alfredo Kindelán y Duany. Herido en el cuello a media mañana del 7 de junio mientras volaba como observador, en un avión pilotado por el Capitán Llorente.
Capitán Carrillo, en un violento aterrizaje, herido leve en un pie.
Capitán de Navarra, D. Mariano Pinilla, ingresado en el Hospital de Docker en Melilla.
Alférez del Tercio, D. Santiago Tenorio, ingresado en el Hospital de Docker en Melilla.
Practicante Militar, D. Pedro Rodríguez, ingresado en el Hospital de Docker en Melilla.
Comandante Frías, ingresado en el Hospital de la Cruz Roja de Melilla.
Capitán de Regulares de Melilla, D. Sampedro, ingresado en el Hospital de la Cruz Roja de Melilla.
Capitán de Regulares de Melilla, Giménez, ingresado en el Hospital de la Cruz Roja de Melilla.
Capitán de Regulares de Melilla, Canillo, ingresado en el Hospital de la Cruz Roja de Melilla.
Capitán de Regulares de Melilla, Larrea, ingresado en el Hospital de la Cruz Roja de Melilla.
Teniente Santos, ingresado en el Hospital de la Cruz Roja de Melilla.
Teniente Segalerva, ingresado en el Hospital de la Cruz Roja de Melilla.
Teniente Roa, ingresado en el Hospital de la Cruz Roja de Melilla.
Teniente Perea, ingresado en el Hospital de la Cruz Roja de Melilla.
Teniente Carbonell, ingresado en el Hospital de la Cruz Roja de Melilla.
Teniente Rivas, ingresado en el Hospital de la Cruz Roja de Melilla.
Teniente Subiran, ingresado en el Hospital de la Cruz Roja de Melilla. En estado muy grave.
Teniente Royo, ingresado en el Hospital de la Cruz Roja de Melilla.
Teniente Torres, ingresado en el Hospital de la Cruz Roja de Melilla.
Caídes de Nador, heridos graves.
Caídes de Lahanen, heridos graves.
Teniente Cea, de la policía indígena, herido grave.
Capitán de Regulares de Alhucemas, Chacón, herido grave.
Capitán de Regulares de Alhucemas, Fernández Cordón, herido grave.
Teniente de Regulares de Alhucemas, Vara del Rey, herido grave.
Alférez de Regulares de Alhucemas, Velarde, herido grave.
Alférez de Regulares de Alhucemas, Toll, herido grave.
Comandante de Regulares de Alhucemas, Velasco, muerto.
Nota:
En la Hoja de Servicios del Alférez D. Pablo Sendra Font aparece anotado su apellido como Sendras y en el cementerio de Vilanova i la Geltrú (Barcelona), la lápida que cubre el panteón donde reposa, aparece el apellido Sendres. En la prensa de la época, figura como Sendra.
Fuentes:
(1). “El Telegrama del Rif”, Diario ajeno a la política , defensor de los intereses de España en Marruecos, núm. 7.991, Melilla, 9 de junio de 1923,
(2). “Hoja de Servicios del Arma de Infantería”, 7ª Subdivisión, Servicios, vicisitudes, guarniciones, campañas y acciones en que se ha hallado, correspondientes al Alférez de Infantería del Tercio de Extranjeros, D. Pablo Sendra Font. (Archivo General Militar de Segovia).
(3). “ABC”, Madrid, edición de la mañana, pág. 30, Madrid, miércoles 25 de septiembre de 1929.
(4, (5)). “La Vanguardia”, Barcelona a 7 de junio de 1923.
(6). “Hoja de Servicios del Arma de Infantería”, correspondiente al Alférez de Infantería del Tercio de Extranjeros, D. Pablo Sendra Font, Archivo General Militar de Segovia.
(7) “Gaceta de Madrid”, núm. 3, pág.92, Madrid, 3 de enero de 1936.
Cartel de Alistamiento en la Legión y litografía a color de la misma, obtenidos a través del buscador de imágenes de Windows en Internet.
(8). Fotografía del Panteón de la familia Sendres donde reposan los restos del heroico Alférez Sendra, efectuada por el autor, Hans Nicolás i Hungerbühler.
(9). “Junio de 1923, llora España. Cae el Jefe Legionario”, por D.Javier Martí, publicado en Internet.
Hans Nicolás i Hungerbühler
1 comentario:
Todo mi agradecimiento por el artículo que hizo sobre mi tío abuelo. Le honra y nos honra recordar a los caídos por España.
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