jueves, 28 de abril de 2011

El doctor Gustavo García Herrera

Un escritor del costumbrismo malagueño, iniciado en Melilla

Introducción y recopilación por Juan Díez y José Marqués
( de la Asociación de Estudios Melillenses )

Perfil biográfico:
De Málaga a Melilla pasando por Madrid

Hospital Indígena de Melilla, 1909.



El que fuera conocido médico malagueño Gustavo García Herrera, nació en la capital de la Costa del Sol el 30 de julio de 1900, en el seno de una familia económicamente bien situada. Luego de estudiar hasta los diez años en un colegio privado, y realizado el bachillero también en Málaga, inició los estudios de Medicina en Madrid. Formación que interrumpió cuando le faltaba un año para concluir la carrera, para prestar el servicio militar en Melilla, como soldado de Sanidad en el antiguo Hospital Indígena de Melilla, que estuvo emplazado donde hoy se ubica el colegio Público Mediterráneo, en el Barrio del Polígono y junto al Comedor de Bienestar Social San Francisco de Asís.
En este Hospital tuvo ocasión Gustavo García Herrera de conocer a numerosos enfermos y familiares de éstos de etnia bereber. Trabando amistad con algunos de ellos, quienes lo ilustraron de su rico acervo cultural, tan interesante como desconocido y subyugante para tan ilustrado como inquisitivo estudiante que está finalizando sus estudios. Un joven chico que abre de par en par sus ojos ante un mágico Mundo Oriental que se le revela gracias a sus también “mágicos” conocimientos de Medicina.
Sus indagaciones merecían ser compartidas, y por ello sin pensarlo dos veces comenzó a divulgarlas en las páginas del diario melillense “El Telegrama del Rif”, al igual que en su Málaga natal a través de las columnas del prestigioso periódico “La Unión Mercantil”.
Queremos rendir recuerdo de gratitud y admiración hacía este noble erudito malagueño, rescatando de éste último medio de comunicación uno de sus olvidados artículos precursores, el que hablaba de un fakir que había conocido gracias al testimonio de otro soldado, enfermo u compañero en las labores sanitarias en el Hospital Indígena de Melilla, Butieb Ben Moh.
Un artículo publicado el domingo 3 de septiembre de 1922, en la primera página del diario de Málaga “La Unión Mercantil”:


Tipo bereber


“EL FAKIR
Mientras yo atentamente le escuchaba, Butieb – Ben – Moh me refirió la escena en un castellano correcto – cosa extraña en un moro soldado – y cada palabra suya atraía más mi curiosidad. Lo refería tal como recordaba haberlo oído la última vez en uno de los zaguanes del baño moro.
Sentado en un corro seis u ocho indígenas, él entre ellos, seguían con atención la lectura de aquel libro que con voz misteriosa hacía el fakir.
Anciano de apostólica barba curtido el rostro por el sol de África, brillaba en su pupila la viveza y la benevolencia del santo que autoritario y humilde a la vez, subjuzgaba a sus oyentes.
Venido de lejanas tierras, acaso el mismo ignorara donde iba. Del amplio capuchón de la parda chilaba sacó un libro años patinado por el uso y por el tiempo y leyó cabalísticamente, de tal manera que sólo él entendía lo escrito que había luego de traducir a los demás.
Ahlah dibujó en el barro dos muñecos a los que infundió su espíritu. Así fue el primer hombre y la primera hembra. Los puso sobre la tierra y los colmó de venturas, se alimentaba de su vista y no tuvieron más preocupación que amarse.
Entre la corte de los elegidos del paraíso hubo uno que vio con desagrado el afecto de Dios al hombre. Achitán, de los más santos, no se explicaba como Dios ponía su atención igualmente que en él, en un pedazo de tierra, que al fin no era otra cosa Sidi – na Adam. Quiso provocar el disgusto haciendo pecar al hombre, se fue a él y le mostró, como también su mujer, un gran cofín de escogidas brevas. Come, le dijo.
- No tengo necesidad de comer – contestó el hombre.
Prueba, insistió Achitán. Ante el vehemente ruego cogió una que comieron entre él y la mujer.
La bien sazonada fruta del pecado les incitó a comer más, dando al cabo fin de todas, con gran regocijo del mal espíritu.
Abultados los vientres fueron al Dios: una inquietud grande les mataba.
Aquella fruta que les pesaba como plomo en el cuerpo, devoraba sus entrañas. Ahlah los miró con lástima y les dijo: Os perdono, más desde hoy tendréis que comer para vivir; y les puso en condiciones de que pudieran expulsar la causa del pecado.
Achitán no estuvo conforme, él creyó que la ira de Dios castigaría más duramente a los culpables. Ideó una nueva tentación. Buscó a la mujer y le dijo: tu marido te engaña. ¡Mientes!, rugió la hembra, en la que nacieron los celos, no hay nadie en el mundo más que yo. Mira, voy a enseñarte a tu rival, y mostrándole un espejo vio ella reflejada su imagen que creyó la de la que le robaba el marido. Transida de pena huye y lo abandona.
Al encontrarse solos, lejos el uno del otro, una tristeza enorme invade sus espíritus. Ella recuerda con íntimo deleite las tiernas caricias del esposo, él los encantos y sumisión de la mujer. El amor les impulsa a buscarse, ella anda día y noche, él solo con la luz del sol y descansa la noche.
Al fin se encuentran y se aman de nuevo, tienen cuatro hijos, dos hembras y dos varones de cuyos casamientos desciende la humanidad toda.
Ahlah que todo lo sabe, ve la mano de Achitán en aquellos pecados, por lo que lo expulsa del Paraíso y le convierte en el espíritu del Mal.
Los que no practican el Ramadán y la oración, no se abstienen del baluf ( cerdo ) y del vino corren desorientados en pos de Achitán. Los buenos siguen a Dios y buscan su reino.
……………
Calla mi amigo moro. Pienso en sus palabras, mientras a lo lejos se oye un sonido dulce, pleno de melancolía, evocador de campesinas escenas, armonía de églogas. El aire nos trae aromas de mejorana y romero y tiernos balidos de ovejas. Es Busta - me dice – el negro del Zaio que toca el algesba, canuto de caña con seis orificios. Lo aprendió de pequeño cuando cuidaba su rebaño en la cábila, es muy difícil de tocar y se tardan años en aprender.
Se vuelve a oír la música de la flauta encantada. Desgrana sus notas recuerdos de amor salvaje, visiones de ensueño, cuentos de Sherezade.

Gustavo GARCÍA HERRERA

Melilla 24 de agosto 1922.- Hospital de Indígenas”.


Portada de uno de sus libros.



Prestigioso escritor del costumbrismo malagueño
Finalizada sus obligaciones para con la Patria, retomó el inquieto Gustavo García los estudios de galeno, pero esta vez en lugar de en la lejana Madrid, lo hizo en la vecina Granada, donde alcanzó el preciado título de Licenciado en Medicina.
Y si bien desde muy Joven le gustó investigar y escribir, no sería hasta su madurez cuando empezaría a publicar sus logrados trabajos sobre grandes personajes malagueños e innumerables personajillos, gentes populares, dicharacheras y singulares que animaban las calles y plaza de su querida Málaga.
Un esfuerzo recompensado con su nombramiento como miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo. Figura entrañable y unida al pueblo, también fue un flamencólogo de reconocido prestigio.
Seguro que su trabajo en el Hospital Indígena de Melilla le abrió los ojos de los muchos personajes populares que poblaban Málaga, semejantes a los rifeños que conoció en África y que sin embargo hasta entonces no le habían llamado la atención por su cercanía. Unos tipos que el tiempo, aliado a las nuevas costumbres y usos irían arrinconado para finalmente quedar olvidados. Resultando casi imposible recuperarlos con el paso de los años.

Guerra civil
Nuestro admirado médico estuvo a punto de perder la vida en la revolucionaria Málaga en el transcurso de la guerra civil española. Al iniciarse la conflagración, Málaga quedó en manos de los exaltados izquierdistas, pasando entonces a padecer mil y una penalidades las personas de clase acomodada o ideas conservadoras. Este fue el caso de Gustavo García y su hermana María, par más inri Presidenta de la Juventud Católica, quienes se vieron forzados a buscar asilo en el Consulado de México en Málaga, no sin antes haber ocultado en su propio domicilio a la familia del general Queipo de Llano.
El impresionante trabajo desarrollado por el doctor Gustavo García, así como su trayectoria vital no quedarán olvidados para generaciones venideras gracias a la encomiable labor de Ascensión Sánchez Fernández, que en 1991 y editado por la Universidad de Córdoba, publicó el libro “Aspectos de la vida y obra de Gustavo García – Herrera”. Así como acuerdo de varios Ayuntamientos de la provincia de Málaga por inmortalizar su figura otorgando su nombre a algunas calles.
Don Gustavo García - Herrera falleció en el año 1970.

Publicaciones
El doctor Gustavo García Herrera tuvo pasión por desvelar, compartir los conocimientos que sobre su ciudad natal había ido recogiendo con enorme paciencia. Dando a la luz en forma de libro gran parte de sus investigaciones a partir del año 1961, cuando ha superado los sesenta años de edad. Si bien casi treinta años antes, en 1934, siendo joven publicó un folleto con el texto de una conferencia por él impartida: “Biología del Romanticismo. Esquema patográfico de románticos españoles. Larra, Espronceda y Zorrilla”.
Como hemos mencionado, su primer libro se remonta a 1961, cuando la Obra Cultural de la Caja de Ahorro Provincial de Málaga le editó “Un Obispo de Historia. El Obispo de Popayán Don Salvador Ximénez de Enciso” Misma entidad de crédito que igualmente le publicó en los años 1962 y 1967 tres nuevas obras: “Martínez de la Vega ( un pintor romántico ) con la que alcanzó el primer premio del concurso de biografías organizado por la Diputación Provincial de Málaga. Trabajo que se reeditaría en 1967 junto al libro “Cosas de Málaga: pregones y cantares”.
La Librería Anticuaria El Guadalhorce le publicó “Cosas de Málaga” en 1964, y tres años más tarde “Mas cosas de Málaga”.
Y en 1968 el doctor Gustavo García dio a la luz “Cosas de Málaga. Recuerdos del Perchel”, que se vuelve a imprimir en el año 1999 gracias al interés de la Editorial Arguval y patrocinio del Instituto de cultura de la Diputación de Málaga. Formando parte de la colección ALCAZABA que recupera antiguas obras, básicas para conocer y querer a Málaga y su provincia, así como nuevos trabajos de divulgación.
También Gustavo García glosó la biografía de otro célebre y laureado médico malagueño, “El Doctor Gálvez ( una vida ejemplar ) que obtuvo el primer premio “Biografías grandes maestros” de la Asociación de Antiguos Alumnos de la Facultad de Medicina de Granada. Imprimiéndose esta obra en Málaga en el año 1966.
Dejando inconcluso el trabajo “La Historia del Guadalmedina”.
Finalmente y gracias al trabajo colgado en Internet por Cristóbal Cuevas, “Diccionario de escritores de Málaga y su provincia”, podemos añadir que el doctor Gustavo García Herrera colaboró con diversos periódicos, principalmente de Málaga y Granada, como son SUR ( Málaga ), “Ideal de Granada” y ABC. Sin olvidar que sus primeras líneas impresas lo fueron gracias a la tinta y el papel de “El Telegrama del Rif”, en Melilla.

Artículo publicado en la Gaceta Local, suplemento del diario “Melilla Hoy”.
Jueves, 28 de abril de 2011.














1 comentario:

albouca dijo...

Magnífica reseña del Dr.García Herrera, donde detalla la recreación del Génesis desde la óptica del Korán. Precioso.